Vínculos y Experimentación: La Base Sustancial Para las Imágenes de Carolina Agüero

por Valentina Peña - 2020

Los inicios en la fotografía de Carolina Agüero se fueron dando cuando decide profesionalizarse en este ámbito el año 2008, de esta forma no solo descubre su pasión por esta disciplina, sino que también lo ligada que estaba esta a su proceso de autodescubrimiento. Es allí en donde toma conciencia de la importancia que tiene para ella el crear lazos con las personas que retrata. Teniendo un compromiso que va más allá de la imagen y con énfasis en temas como la violencia contra el género, los DDHH, lesbianismo, transexualidad y la marginalidad.

Tal como nos señaló, sus obras tienen una diversidad de temáticas y a su vez sus procesos están estrechamente relacionados con la experimentación: “La idea de bordar la fotografía nace por dos experiencias; una porque estaba en un momento de experimentar y descubrir nuevas técnicas. Pero por otro lado estaba hace un tiempo con un trabajo sobre el acoso que hemos sentido en vía pública - familiares - entorno conocido, etc., así que comencé a fotografíar a mis círculos de amigas, a ellas les pedía un relato breve de su historia tanto escrita o grabada en video, con sus mismas palabras o frases las fui escribiendo en la fotografía y luego las borde. Pero eso fue un paso para descubrir realmente el significado del bordado y de la obra en sí.”

El incluir el bordado en su trabajo en una primera instancia tenía como objetivo ser una técnica de prueba, pero terminó siendo parte importante de su obra “74 Nudos”, al respecto nos cuenta como inició:

“Una amiga me escribe y me dice si podía hacer una sesión a una niña de 13 años en el mar, para que se despejara porque había sido abusada sexualmente por su tío, en ese momento no lo pensé, y respondí de inmediato que sí, pero estas imágenes son privadas y solo quedaran entre nosotras.

Para mí era muy importante que las imágenes no se mostraran, porque no suelo sacar fotografías a niñas menores y menos que hayan sido abusada sexualmente porque es un tema muy delicado y doloroso. Finalmente se realizó la sesión cerca del mar, la verdad no hice tantas fotos, porque en ese momento en mi mente pasaban tantas cosas, al verla, tan niña, pequeña, con una mirada ida y vacía, no sabía cómo reaccionar si realmente estaba haciendo lo correcto con fotografías, etc. Mi mundo estaba paralizado sinceramente, al terminar la sesión y volver a mi casa, lo único que hice fue sentarme en mi cama y llorar.

No volví a ver a la niña, pero cada vez que me encontraba con sus archivos decía para mi debo hacer algo con esto, no con sus fotos, si no con la violencia hacia los cuerpos femeninos, y luego llegó toda esta ola de feminicidios diarios a nuestro país y el mundo completo. Justo también viajé por algunas partes de Latinoamérica con una amiga, donde me encontré con el bordado en papel - la postal bordada - afuera de la iglesia lleno de bordados de mujeres tejiendo, y aquí nació 74 Nudos: Historias de mujeres que han sido violentadas sexualmente; que han sido abusadas, discriminadas por abortar, por hombres creyéndose dueños de los cuerpos ajenos.

El hilo y la aguja es la representación de un acto subversivo, un acto de romper y construir de nuevo, de construir un nuevo ser, de tejernos de tejer nuestros dolores, de sacarlos y liberarlos de alguna forma-acción; como la trenza para algunas etnias mujeres indígenas es tejer los dolores y la angustia, de sacarlas de nuestro interior y no darle vida a la tristeza, enredarse en el pelo con cantos para sanar”.

Para Carolina, la obra 74 Nudos es una obra performativa donde en un principio solo tiene la fotografía y luego llega el bordado para soltar todo lo que aprieta internamente a las mujeres retratadas.

En este sentido el trabajo de esta artista es una muestra de perseverancia y compromiso, ya que, el ejercer como fotógrafa ha sido un proceso largo y difícil, pero queda demostrado que no ha sido impedimento para realizar lo que a ella le apasiona.

Finalmente el ser parte de los colectivos de fotógrafas chilenas “Culebra Colectiva” en donde trabaja con Paula López Droguett y Tatiana Sárda Yantél y del equipo EFFEM (Encuentro Fotográfico Femenino) en el que es parte junto con Loreto Vergara, Nathaly Arancibia Vergara y Verónica Garay le han permitido contar con un lugar de apoyo sincero, en el que existe una zona de aprendizaje, donde se comparten experiencias y visiones que ayudan al desarrollo artístico, grupal e individual.