LTRGO 004
abril/mayo 2025
¿Cómo relacionarnos con la fotografía hoy en día?
En un contexto social y mediático convulsionado, la fotografía parece tomar fuerza como medio para representar un fin que pareciera no tener final. Los territorios son explotados y lo cotidiano debe continuar; las rutinas nos empujan a la individualidad, y así avanzamos sin cuestionar lo que nos rodea. Las redes sociales nos ensimisman cada día más y nos absorben en una realidad digital que se vuelve más efímera y acelerada con cada jornada.
Esta nueva edición, que volvemos a publicar luego de dos años de ausencia, es una invitación a detenernos y mirar el paisaje, a repensar nuestra relación con las imágenes y a explorar sus potencialidades.
En este sentido, presentamos a Constanza Bravo Granadino, quien, con su trabajo aparentemente documental desde el territorio, nos interroga sobre cómo pensamos nuestra propia relación con el espacio, las fronteras y las banderas.
Por otro lado, el trabajo de Catalina de la Cruz nos abre las puertas a sus experimentaciones editoriales y materiales con la fotografía, para caminar por nuevos caminos en la representación fotográfica.
El trabajo de Claudio Albarrán desborda cualquier posibilidad documental para llevarnos por un viaje visual y sensorial que abraza la ficción. Mientras tanto, Seba Mejía nos confronta con el propio territorio y la manera en que lo habitamos en la gran capital de Chile: Santiago.
Los seleccionados de esta convocatoria, Josefina Astorga y Cristóbal Parra, nos presentan trabajos auténticos que abren nuevas preguntas para la fotografía y sus potencialidades.
Asimismo, presentamos Querido Papá, el fotolibro de Jahir Jorquera, que nos devuelve la posibilidad de pensar la fotografía desde la intimidad y la relación que puede resignificarse con el paso del tiempo.
Cerramos esta edición con el texto de Sergio Valenzuela-Escobedo, que nos invita —o más bien nos empuja— a ir más allá con la fotografía, a situarnos y cuestionarnos aquello que estamos mirando en tanto información visual.
En un contexto social y mediático convulsionado, la fotografía parece tomar fuerza como medio para representar un fin que pareciera no tener final. Los territorios son explotados y lo cotidiano debe continuar; las rutinas nos empujan a la individualidad, y así avanzamos sin cuestionar lo que nos rodea. Las redes sociales nos ensimisman cada día más y nos absorben en una realidad digital que se vuelve más efímera y acelerada con cada jornada.
Esta nueva edición, que volvemos a publicar luego de dos años de ausencia, es una invitación a detenernos y mirar el paisaje, a repensar nuestra relación con las imágenes y a explorar sus potencialidades.
En este sentido, presentamos a Constanza Bravo Granadino, quien, con su trabajo aparentemente documental desde el territorio, nos interroga sobre cómo pensamos nuestra propia relación con el espacio, las fronteras y las banderas.
Por otro lado, el trabajo de Catalina de la Cruz nos abre las puertas a sus experimentaciones editoriales y materiales con la fotografía, para caminar por nuevos caminos en la representación fotográfica.
El trabajo de Claudio Albarrán desborda cualquier posibilidad documental para llevarnos por un viaje visual y sensorial que abraza la ficción. Mientras tanto, Seba Mejía nos confronta con el propio territorio y la manera en que lo habitamos en la gran capital de Chile: Santiago.
Los seleccionados de esta convocatoria, Josefina Astorga y Cristóbal Parra, nos presentan trabajos auténticos que abren nuevas preguntas para la fotografía y sus potencialidades.
Asimismo, presentamos Querido Papá, el fotolibro de Jahir Jorquera, que nos devuelve la posibilidad de pensar la fotografía desde la intimidad y la relación que puede resignificarse con el paso del tiempo.
Cerramos esta edición con el texto de Sergio Valenzuela-Escobedo, que nos invita —o más bien nos empuja— a ir más allá con la fotografía, a situarnos y cuestionarnos aquello que estamos mirando en tanto información visual.




