Persistir
en la imagen: Una
radiografía al testarudo ejercicio de crear ante la incertidumbre
Por Felipe Muñoz Tirado - 2022
El pasado
mes de diciembre, se inauguró en Valparaíso la exposición fotográfica
“Persistir en la imagen”, una muestra colectiva constituida por el cuerpo de
obra de 4 destacadxs fotógrafxs en la escena local; Zaida González, Tutu
Espinoza, Manuel Castillo y Nicolas Brichatta. Curada por los directores del
Centro de Arte; Paula Lopez-Droguett y Rodolfo Muñoz.
Todxs fotógrafxs con discursos visuales atravesados por su propia visión de la sociedad y su historia personal. Una carga concreta de crítica hacia la posibilidad contemporánea de la imagen técnica, una crítica directa a las relaciones interpersonales, a la posibilidad de constituir estas mismas relaciones en el contexto social contemporáneo vertiginoso.
El mismo texto curatorial ya se presenta como una declaración de principios y expone los desafíos que implican el crear en el contexto actual:
“En todas estas obras vemos que la estrategia es desbordar y desplazar la imagen al mundo de lo real, al archivo, al tacto, que se vuelve imprescindible, la relación con lo autobiográfico y el universo sensible de les autores es indivisible. Usan sus historias para evidenciar la ausencia, eso que no se encuentra, y que a veces parece ser un pacto secreto de desaparición”.
Una exposición que se recorre de principio a fin como un repaso hacia las mentes creadoras de los fotógrafxs. Donde cada una de sus historias se van cruzando con la propia historia del otre, con puntos dispares y puntos convergentes, como si se articulara una radiografía concreta al status actual de la imagen y sus posibilidades;
El trabajo de Manuel Castillo, como el frenético y vertiginoso uso del registro liminal entre la fotografía sin un contexto aparente, lo real y lo improbable. Un viaje atemporal que cruza fronteras latitudinales para hacerse cargo de lo azaroso como recurso para hacer frente a lo que no conocemos ni podemos controlar, para enfrentar el futuro próximo de las distancias.
Todxs fotógrafxs con discursos visuales atravesados por su propia visión de la sociedad y su historia personal. Una carga concreta de crítica hacia la posibilidad contemporánea de la imagen técnica, una crítica directa a las relaciones interpersonales, a la posibilidad de constituir estas mismas relaciones en el contexto social contemporáneo vertiginoso.
El mismo texto curatorial ya se presenta como una declaración de principios y expone los desafíos que implican el crear en el contexto actual:
“En todas estas obras vemos que la estrategia es desbordar y desplazar la imagen al mundo de lo real, al archivo, al tacto, que se vuelve imprescindible, la relación con lo autobiográfico y el universo sensible de les autores es indivisible. Usan sus historias para evidenciar la ausencia, eso que no se encuentra, y que a veces parece ser un pacto secreto de desaparición”.
Una exposición que se recorre de principio a fin como un repaso hacia las mentes creadoras de los fotógrafxs. Donde cada una de sus historias se van cruzando con la propia historia del otre, con puntos dispares y puntos convergentes, como si se articulara una radiografía concreta al status actual de la imagen y sus posibilidades;
El trabajo de Manuel Castillo, como el frenético y vertiginoso uso del registro liminal entre la fotografía sin un contexto aparente, lo real y lo improbable. Un viaje atemporal que cruza fronteras latitudinales para hacerse cargo de lo azaroso como recurso para hacer frente a lo que no conocemos ni podemos controlar, para enfrentar el futuro próximo de las distancias.
Mientras
que el trabajo de Zaida González, se enmarca en el uso del cuerpo como un
territorio y libro abierto hacia las posibilidades de las identidades que no
tienen cabida en la sociedad actual. Un ejercicio que traspasa las
posibilidades poéticas para llegar hacia un contexto vivido por otredades
oprimidas históricamente.
Es en este mismo sentido que el trabajo de Tutu Espinoza, se articula desde el activismo, lo autobiográfico y documental para poner sobre la mesa -literalmente- artefactos representativos de la estética de lo no-normado. La posibilidad de ser quien se es realmente, más allá de las imposiciones sociales, comenzando con un viaje desde la nostalgia, para enfrentar firmemente el futuro.
Cerrando el conjunto de trabajos con la crítica constitutiva sobre lo que entendemos por ciudad en el trabajo de Nicolas Bracchitta, quien ensaya las posibilidades arquitectónicas de una ciudad que se construye en la medida de lo posible, pero que paradójicamente encuentra en esa misma característica, la potencialidad creativa de mundo probables y habitables.
En sí mismo, la exposición “Persistir en la imagen”, tal como lo plantea el nombre, se constituye como un breve panorama de los desafíos discursivos que presenta, al día de hoy, la fotografía contemporánea y su posibilidad poética que cuestiona progresivamente los límites contemplados por la herencia documental de la misma. Dando paso a nuevos relatos y concreciones visuales, que nos permiten ser concientes de nuestro propio cotidiano el que - precisamente - somos incapaces de ver ante la frenética marea de imágenes a la que somos expuestos día a día.
Es en este mismo sentido que el trabajo de Tutu Espinoza, se articula desde el activismo, lo autobiográfico y documental para poner sobre la mesa -literalmente- artefactos representativos de la estética de lo no-normado. La posibilidad de ser quien se es realmente, más allá de las imposiciones sociales, comenzando con un viaje desde la nostalgia, para enfrentar firmemente el futuro.
Cerrando el conjunto de trabajos con la crítica constitutiva sobre lo que entendemos por ciudad en el trabajo de Nicolas Bracchitta, quien ensaya las posibilidades arquitectónicas de una ciudad que se construye en la medida de lo posible, pero que paradójicamente encuentra en esa misma característica, la potencialidad creativa de mundo probables y habitables.
En sí mismo, la exposición “Persistir en la imagen”, tal como lo plantea el nombre, se constituye como un breve panorama de los desafíos discursivos que presenta, al día de hoy, la fotografía contemporánea y su posibilidad poética que cuestiona progresivamente los límites contemplados por la herencia documental de la misma. Dando paso a nuevos relatos y concreciones visuales, que nos permiten ser concientes de nuestro propio cotidiano el que - precisamente - somos incapaces de ver ante la frenética marea de imágenes a la que somos expuestos día a día.