Revertir la historia como un acto de resistenciaValeria Arendar
Entrevista
por Juana Anuarí - 2022
por Juana Anuarí - 2022
Argentina por decisión política y mexicana de nacimiento, Valeria Arendar cruza la biografía de su madre, que también es la suya propia. Y establece una interpretación desde el territorio que cobijó su historia, para rescatar a través de la fotografía, los testimonios que los otros mataron. Una forma de resistencia al olvido que se ve reflejada en su intimidad, pero que es la proyección de la historia latinoamericana.
“Soy hija de una exiliada política argentina de la última dictadura que se vivió en ese país. Mi vida la he desarrollado en México, es el país donde me siento más cómoda. Sin embargo, mi familia y mis lazos afectivos están en Argentina”.
Su relación con la imagen se puede definir como vertiginosa, esta nació desde diferentes inquietudes, entra la filosofía y el cine, finalmente estudia comunicación social. Si bien admitió que al principio le costó conectar con la fotografía, esta etapa de su vida representó el romper una burbuja y descubrir nuevas lecturas y pensamientos.
Comenzó a ver este arte no como algo meramente estético, sino que un espacio donde podía -y debía- establecer una perspectiva y pensamiento político. “Decidí hacer mi tesis sobre las mujeres del ejército zapatista de liberación nacional. Y ahí fue cuando logré conjuntar mi práctica fotográfica con la investigación”. Hecho que no la desprendió de cuestionamientos constantes que la fueron formando en su práctica fotográfica.
La historia no es un palíndromo
Un palíndromo es una palabra o frase que se lee igual en un sentido que en otro. Y Valeria acostumbraba a escribirlos de camino a la universidad, pero por paradójico que parezca, la historia no es tan lineal y la memoria no juega esa misma dinámica.
“Soy hija de una exiliada política argentina de la última dictadura que se vivió en ese país. Mi vida la he desarrollado en México, es el país donde me siento más cómoda. Sin embargo, mi familia y mis lazos afectivos están en Argentina”.
Su relación con la imagen se puede definir como vertiginosa, esta nació desde diferentes inquietudes, entra la filosofía y el cine, finalmente estudia comunicación social. Si bien admitió que al principio le costó conectar con la fotografía, esta etapa de su vida representó el romper una burbuja y descubrir nuevas lecturas y pensamientos.
Comenzó a ver este arte no como algo meramente estético, sino que un espacio donde podía -y debía- establecer una perspectiva y pensamiento político. “Decidí hacer mi tesis sobre las mujeres del ejército zapatista de liberación nacional. Y ahí fue cuando logré conjuntar mi práctica fotográfica con la investigación”. Hecho que no la desprendió de cuestionamientos constantes que la fueron formando en su práctica fotográfica.
La historia no es un palíndromo
Un palíndromo es una palabra o frase que se lee igual en un sentido que en otro. Y Valeria acostumbraba a escribirlos de camino a la universidad, pero por paradójico que parezca, la historia no es tan lineal y la memoria no juega esa misma dinámica.
Entonces ¿de qué forma juega la memoria en una sociedad? En una permanente dinámica de poder entre el olvido y la resistencia. “Creo que no necesariamente debe haber un agravio como una dictadura para mutilar la memoria. Creo que la escuela, el Estado, sea democracia o no sea democracia, siempre va a apelar al olvido”, afirmó.
Este poder reside donde está el monopolio de la palabra. Y el trabajo de Arendar es una pequeña trinchera que cuestiona tal poder, proponiendo un mundo donde quepan muchas formas de ver la vida, y en especial este acontecimiento político.
Las Dos Marías
La noche del 21 de julio de 1976, las fuerzas armadas allanaron la casa de los abuelos maternos de Valeria en Buenos Aires. Desde ahí y con tan sólo 21 años, su madre emprendió el exilio pasando por Uruguay y Brasil, hasta finalmente llegar a México.
Este proyecto que aún está en desarrollo, busca recuperar la memoria corporal y emocional de tales vivencias, donde la artista trata de acercarse y comprender tal contexto, reviviendo su pasado político familiar. La primera herramienta que tiene es la entrevista, más que la entrevista, la conversación.
Tarea nada fácil, ya que este acontecimiento esperaba determinados momentos para emerger, siendo una observadora de esas memorias contadas y el sentido que cada quien le daba al pasado. Un trabajo lleno de catarsis que confesó, la llena más de dudas que de respuestas. “No creo que el proyecto sea un resultado, sino que muchas interrogantes”, estableció.
Este poder reside donde está el monopolio de la palabra. Y el trabajo de Arendar es una pequeña trinchera que cuestiona tal poder, proponiendo un mundo donde quepan muchas formas de ver la vida, y en especial este acontecimiento político.
Las Dos Marías
La noche del 21 de julio de 1976, las fuerzas armadas allanaron la casa de los abuelos maternos de Valeria en Buenos Aires. Desde ahí y con tan sólo 21 años, su madre emprendió el exilio pasando por Uruguay y Brasil, hasta finalmente llegar a México.
Este proyecto que aún está en desarrollo, busca recuperar la memoria corporal y emocional de tales vivencias, donde la artista trata de acercarse y comprender tal contexto, reviviendo su pasado político familiar. La primera herramienta que tiene es la entrevista, más que la entrevista, la conversación.
Tarea nada fácil, ya que este acontecimiento esperaba determinados momentos para emerger, siendo una observadora de esas memorias contadas y el sentido que cada quien le daba al pasado. Un trabajo lleno de catarsis que confesó, la llena más de dudas que de respuestas. “No creo que el proyecto sea un resultado, sino que muchas interrogantes”, estableció.
¿Cuáles son tus conclusiones respecto a la “justicia”?
“Una especie de justicia es hacer este proyecto, esto es necesario porque muchas veces la derecha piensa que el pasado, ya pasó. Y el pasado es renuente a pasar. Proyectos así ponen esta historia por delante y cargan el futuro en la espalda. Es contarlo desde otra versión que los militares jamás la contarían, es revertir esa historia como un acto de resistencia”.
La docencia también la mueve a realizar pequeños actos políticos, donde busca borrar ese poder explícito en lo que denominó “la geografía del territorio escolar”. Cambiar la posición de los asientos, y convertirse más en una guía que en un profesor, “son decisiones políticas en la docencia que pueden cambiar esta forma de ver la imagen, incluso faltarle el respeto un poco a la imagen”.
Al conocer la historia de Arendar, se puede enfatizar en una frase que estableció en la entrevista: “el deseo es indestructible, y la vida no se detiene”. Y así como la vida no se detiene ni para ella ni para nadie, la historia de su madre avanza, pero jamás cae en el olvido, tal como estableció en una carta en desaparecidos.org:
“Quiero contarles que hoy lucho de otra manera, lucho por no perder la memoria, por exigir juicio y castigo a los culpables del genocidio argentino, por las mujeres, por les indígenas, por ser feliz”- Patricia Arendar.
“Una especie de justicia es hacer este proyecto, esto es necesario porque muchas veces la derecha piensa que el pasado, ya pasó. Y el pasado es renuente a pasar. Proyectos así ponen esta historia por delante y cargan el futuro en la espalda. Es contarlo desde otra versión que los militares jamás la contarían, es revertir esa historia como un acto de resistencia”.
La docencia también la mueve a realizar pequeños actos políticos, donde busca borrar ese poder explícito en lo que denominó “la geografía del territorio escolar”. Cambiar la posición de los asientos, y convertirse más en una guía que en un profesor, “son decisiones políticas en la docencia que pueden cambiar esta forma de ver la imagen, incluso faltarle el respeto un poco a la imagen”.
Al conocer la historia de Arendar, se puede enfatizar en una frase que estableció en la entrevista: “el deseo es indestructible, y la vida no se detiene”. Y así como la vida no se detiene ni para ella ni para nadie, la historia de su madre avanza, pero jamás cae en el olvido, tal como estableció en una carta en desaparecidos.org:
“Quiero contarles que hoy lucho de otra manera, lucho por no perder la memoria, por exigir juicio y castigo a los culpables del genocidio argentino, por las mujeres, por les indígenas, por ser feliz”- Patricia Arendar.