Todas las Estrellas están muertas

por Felipe Muñoz - 2022
“Todas las estrellas están muertas” lleva por título la última publicación realizada por Claudio Albarrán, fotógrafo chileno con base en Valdivia y que lleva en él un texto escrito por Carolina Candia.

De por sí al afrontar el título encontramos una pista en torno al relato que enfrentaremos como lectores, una historia ya conocida mediáticamente en nuestro territorio, pero que al contrario de conocerla en detalles, es un enigma lleno de rincones ocultos.

Así, en un ejercicio ávido de construcción, Claudio es capaz de crear una narrativa agria y espesa para ponerla en perspectiva y utilizar la fotografía como documento evidencial de una posible historia de los hechos acontecidos en la secta liderada por Antares de la Luz.

Página por página, las imágenes se van articulando en torno a este particular personaje espiritual, guiado por sus escritos poéticos, que se enmarcan en el cuadro psicópata del mismo, la historia se nos presenta como un punto que une y cuestiona los límites de la realidad y la ficción, poniendo en tensión las posibilidades mismas de lo humano y lo no-humano.
“¿Dios es un padre? Y si es un padre, ¿es hombre? Y si es hombre, ¿es un demonio? Y si es un demonio, ¿ya ardió en la hoguera?” Son el tipo de preguntas en torno al relato que acechan al lector al respecto de la historia misma y son las mismas preguntas que nos asaltan las que van sosteniendo argumentalmente la ficción del relato, la certeza - o la incerteza- de la imagen convirtiendo a las imágenes en contenedores del ocultismo y oscuridad.

El libro en sí mismo, con esta carga densa y amarga, se convierte en un soporte perfecto para el resguardo de las imágenes oscuras, y destellantes, que nos van abriendo paso a la crudeza y espiritualidad que envuelven a esta historia.

Cien páginas, decenas imágenes y miles de posibilidades envuelven a “Todas las estrellas están muertas”.


14x21cms cerrado,
100 páginas en blanco y negro, couché opaco 130grs,
tapa dura 2mm forrada en papel Royal Sundance.
Diseño de Verónica Garay