“Hoy mi búsqueda no es individual, sino colectiva” 


Seba Calfuqueo

Entrevista 
por Juana Balcazar - 2023
“Para mí es importante decir de dónde vengo: soy una persona mapuche que nació en la ciudad”. La vida y obra de Seba Calfuqueo es un tránsito constante. De padres feriantes, su familia llegó a la comuna de Lo Prado, en Santiago. Nació en 1991, y se crio mayoritariamente en la casa de su abuela, donde reconoció los atisbos de una herencia cultural que no es la misma que la chilena: “siento que mi vida personal esta mediada por el campo y la ciudad. La casa de mi abuela era el lugar de tránsito de todos mis familiares del sur. Ahí veía constantemente ese choque, y siento que eso me hizo mirar el mundo de otra manera”.

El arte llegó a su vida con las personas que integraron sus primeros pasos en el colegio, un establecimiento de hombres, donde fue difícil lidiar con la violencia: “Fue súper difícil ser una persona trans dentro de un colegio de hombres, la pasé muy mal”. Aquí, dos figuras claves: “una de las personas que me acompañó toda mi vida dentro de este mundo es la artista visual Diego Argote y Joanna Berríos, mi profesora de artes, ella me abrió el mundo de la performance y las disidencias”.

Desde su vivencia primaria, es que Calfuqueo revisa constantemente a través de su trabajo diferentes temáticas relacionadas al feminismo, el pueblo mapuche y los sistemas de extractivismo y explotación neocolonial en Chile y Latinoamérica. Se define como “una artista de proyectos, más que disciplinaria”, su obra recorre desde la instalación, la cerámica, performance y el video, componiéndose en un camino que ha respondido a sus propias inquietudes.

Formada en la Universidad de Chile, afirma que su obra realmente comenzó cuando tomó el taller experimental del destacado artista y docente Francisco Brugnoli: “él es súper importante porque siento me instó a hacer las cosas que hoy hago. Desde que entré a su taller empezó mi obra. Inmediatamente tuve una validación que nunca había tenido por un docente”. Aquí entendió que el cuerpo ya era un espacio de lucha y a la vez que “la performance era parte de mi vida, y que al salir al espacio público era leída de ciertas maneras”.

¿Cuál crees que es el estatus social, cultural y político del sujeto mapuche al interior de la sociedad chilena actual?

“Existe una estructura racista donde las personas mapuches somos criminalizadas. Hay una deuda histórica por parte del Estado y el reconocimiento del genocidio planificado hacia las poblaciones mapuches y su territorio. En esta democracia que tanto se vanaglorian de decir que tienen, suceden crímenes hacia las personas mapuches, sus formas de vida y sus resistencias, reflejado en un fuerte movimiento criminalizador”.
¿De qué forma crees que los estereotipos producidos desde la occidentalización se cruzan con las problemáticas sobre el feminismo y disidencias sexuales?

“Yo creo que la idea de pudor es colonial, hay muchas crónicas que hablan de la relación del cuerpo mapuche, que no es la relación que hoy existe. Hay una idea estereotipo que no tiene que ver con la historia real, que es una consecuencia de la construcción colonial. Aquí destacan los trabajos que se apoyan en el archivo como punto inicial de búsqueda y generación de un entendimiento de la historia de otra manera”.

Tray Tray Ko: la apertura de nuevos espacios de cuestionamiento


Desde 2020 en adelante, se acentúa en la obra de Calfuqueo el cuestionamiento a los conflictos territoriales y medioambientales. En su obra Tray Tray Ko, video performance registrado por Sebastián Melo, la artista se centra en la idea del trayenko (cascada) como un espacio vital y sagrado, donde se observa el recorrido de Seba acompañada a un manto azul eléctrico que finalmente ingresa al río, proponiendo pensar el cuerpo en la inmensidad de la naturaleza.

¿Cómo crees que el arte puede entrar en esos espacios de cuestionamiento y critica frente a la explotación y el extractivismo?

“Para mí el arte es una herramienta, pero no un fin como tal. El arte es elitista, es un espacio cerrado, está dominado por el poder como todas las cosas. Lo importante para mí ha sido pensar en el activismo, actualmente soy parte del colectivo mapuche Rangiñtulewfü. En un principio mi trabajo era muy de búsqueda y reforzamiento de una identidad, creo que hoy mi búsqueda no es individual, sino colectiva. Es un espacio muy peligroso para los artistas quedarse en el taller y no ver lo que está pasando afuera”. 

Una visión latinoamericana

Los cuestionamientos que la atraviesan se unen a una visión territorial constante y global, donde se plasman las vivencias neocoloniales ejercidas por el norte global: “creo que es evidente que hay una crisis en Latinoamérica. Este territorio siempre ha sido el espacio de experimentación de los proyectos transnacionales”. No es Europa ni Estados Unidos, sino la reiterada visión “de que hay lugares que valen más que otros. Pensando en la basura, por ejemplo. Vienen a botar su mierda blanca a Latinoamérica, y replican toda una estructura colonial”.

Ejemplos claros sobre esto son países como Canadá, que tiene una larga lista de denuncias por contaminación y daño medioambiental relacionadas a sus mineras en Chile. Donde empresas como Barrick Gold en Pascua Lama o Teck en Andacollo, son blanco de acusaciones por cometer crímenes ambientales y evadir impuestos, esto último según la organización Mining Watch.

Frente a esto la artista sigue buscando desde sus inquietudes conformar obras que sean esa herramienta de ruptura a las vivencias colectivas que afectan y perpetúan el poder. Actualmente sigue trabajando con el agua, asegurando que “me quedé muy pegada con el término ‘inapropiable’, que se estableció en la Constitución que no se votó y que me parece muy importante en la discusión. Es como continuar esos trabajos sobre cómo se repiensa la idea del derecho a este recurso”.

Además, elabora una pieza nueva sobre las colecciones de objetos coloniales en el mundo, centrándose en el Museo Chileno de Arte Precolombino, donde observa una historia compleja: “las piezas que están en museos gigantes, nadie cuestiona por qué las tienen, y hay mucho archivo que cuenta cómo fueron robadas. Aquí hay un cruce entre el robo y la institución, y los museos son espacios de poder que generan lecturas coloniales sobre el mundo”.

Por último, una exposición que mostrará en el Palacio Pereira en noviembre, donde aborda la llamada “Pacificación de la Araucanía”. “Para mí ha sido muy importante hacer ese gesto, porque siento que todos los espacios están trabajando sobre el periodo de la dictadura y los 50 años. Las obras que estoy produciendo hablan de la idea de paz y cómo desde el lenguaje nos intentan instalar ciertas verdades que en la práctica no son como tal”.