El Arte de Romina Guarda Como Pulsión de Intimidad y Sentir


por Juan Alfaro Balcazar - 2020
Las diapositivas con imágenes de plantas y flores que solía mirar a contraluz en su infancia,  fueron el primer acercamiento con la fotografia que recuerda la artista argentina Romina Guarda. Luego de vivir unos años en la Provincia de San Luis, regresó a su natal Buenos Aires para vivir en la casa de su infancia, aquí mediante la necesidad de reconectar con el espacio que sería su hogar otra vez, comenzó a materializar lo que en sus propias palabras habitaba en ella hace mucho tiempo, ya que “había un vacío en mí en aquellos días y ahí nacieron esas primeras fotos. Comencé por el jardín de la casa, las plantas, luego los espacios internos y con los autorretratos”.

De esta intimidad sus proyectos “nacieron por pulsiones, sin saber cómo, por qué, que iba a hacer o a qué me enfrentaba. Lo que advierto es que estoy atenta a mis sentimientos”. Describiendo cómo encausa las perpectivas que dan vueltas en su cabeza y aplicándolas con lo que se presenta para fotografiar. En este sentido, dentro de sus trabajos se encuentra “El tercer cuerpo”, el cual fue premiado en España el 2018 en el X Certamen de Fotografía de la Fundación ASISA. Y que refleja, su capacidad de percepción e intuición, sentimientos que jugaron un rol importante a la hora de realizar este proyecto. Ya que corría el año 2015 cuando se econtró escaneando el archivo familiar y se topó con una foto de sus abuelos paternos, un documento  que la impresionó muchísimo pues “físicamente eran muy parecidos, al nivel de parecer mellizos. Me quedó bastante grabada la imagen”.  

Ese fin de año, conoció a las mellizas Milagros y Carmela en un viaje a Ostende, ciudad balnearia de Buenos Aires. “Mi primer recuerdo es verlas una mañana ventosa, volviendo del mar, envueltas en una manta y lo único que pensé es que quería retratarlas, conocerlas, indagar fotográficamente su intimidad”.  Y si bien “esos días apenas cruzamos unas miradas, unos meses después las reconocí en una foto que estaba colgada en Facebook y las contacté. Es así que adentrarme a su mundo fue una gran revelación, algo místico… seguido de una alegría”. 
Por otra parte, dentro de su trabajo se encuentra el rescate de las técnicas de copiado del siglo XIX, además de revelar ella misma sus fotos y trabajar exclusivamente con soporte analógico. Es así como describió que “me reconforta mucho la fotografía analógica y aquello de completar el proceso artesanal”, algo que se reforzó aún más al conocer a la fotógrafa argentina Célica Véliz, abocandose con un cuerpo de trabajo meramente enfocado en los procesos alternativos de copiado. Esto “me generó mucho interés por conocer estas técnicas y descubrir mis fotos copiadas con procesos alternativos, entonces decidí tomar un taller con ella”.

Actualmante,  tambien se encuentra coordinando talleres fotográficos, experiencia que en sus palabras es muy gratificante, ya que “puedo acompañar a mis alumnos a que construyan una mirada soberana”. Asimismo, enfatizó en que “no siento que entrego conocimientos, sino que los acompaño en sus procesos, lo más importante es que los alumnos desarrollen confianza y perseverancia en la fotografía”. Además detalló que “es importante para que cada persona que quiera expresarse a través de la fotografía, puede encontrar un lugar a su medida”.