Mariana Papagni

“La fotografía se incorporó a mí vida cotidiana, a mí forma de estar y de ver las cosas”


por Juan Alfaro Balcazar - 2021
Con tan solo  26 años la fotografía de la argentina Mariana Papagni se encuentra entre la intuición y la complicidad, una interesante búsqueda que se vuelve continua con cada persona que pasa por su lente, creando así vínculos que le permiten conocer a otros y, al mismo tiempo, poder  ir descubriéndose cada vez a sí misma y generar lazos mediante el arte. 

Es también una artista que no tiene miedo a equivocarse, que entiende la fotografía más como posibilidades que como aciertos, reflejándose en sus procesos creativos y generando un lenguaje que le ayuda a expresar todo lo que no puede decir con palabras. “Me equivoco casi todo el tiempo, por eso no me gusta pensar en la fotografía como aciertos o como afirmaciones, sino como posibilidades”, confidenció en esta conversación con revista Letargo, donde recorrimos sus vivencias en pandemia, trabajo y puntos de vista.

A través de una amiga de su hermana, Papagni estudió las nociones básicas del arte que luego le abrió las puertas a conocer el trabajo de un montón de otros fotógrafos y fotógrafas argentinos, desde esta fascinación comenzó a tomar clases con Guillermo Ueno, quien se convertiría posteriormente en una figura muy importante en su formación. De esta manera, “la fotografía se incorporó a mí vida cotidiana, a mí forma de estar y de ver las cosas”.

Dentro de su quehacer, más que pensar la foto, prima el “ver y estar en un lugar”, una experiencia física y emocional entendiendo el espacio a través de la fotografía y su relación con otras, ya que “para mi tiene que ver con la edición y cómo se arman en un conjunto, el vínculo entre todo el cuerpo de fotos”.

“Me parece hermoso pensar un proyecto de antemano, en mi caso armarme una idea de la fotografía antes de sacarla nunca me funcionó”. 

Es por eso que Papagni se siente más cómoda buscando, y otras de las cuestiones en torno a esa búsqueda es el feminismo,  “los vínculos de una misma con su cuerpo y con el cuerpo de los demás es todo un tema que a mi me interesa más allá de la fotografía”, reflexiones que traspasan todas las áreas de su obra y su día a día.

¿Cuán importante es para ti, que el arte refleje estos cuestionamientos?

“Creo que es importante, pero siempre las expresiones artísticas hablan de la época en la que son hechas, directa o indirectamente, siempre se produce una obra de arte en determinado momento, ese trabajo estará contaminado con lo que está pasando, creo que la diferencia está en la voluntad del artista de cómo lo quiere abordar, cuánto quiere decir y cómo lo quiere decir”.

Reconectar desde y con la fotografía

La artista bonaerense describió como desafiante este escenario histórico donde las fotografías circulan constantemente, pero a la vez “un lugar para pensarla y leerla en el contexto actual”, como parte del acceso masivo a aparatos y dispositivos fotográficos, algo que no valora como del todo negativo, ya que “si las fotografías son hechas por personas que buscan su mirada propia y tienen un vínculo con ese acto fotográfico de manera honesta,  es hermoso. Nunca me pareció un problema que la fotografía sea tan masiva, me parece que sobre todo es una forma del arte que es muy accesible para cualquiera”.


En este sentido, otro de los cuestionamientos que establece mediante su trabajo son las jerarquías dentro de diferentes disciplinas artísticas, llevándolo a uno de sus últimos trabajos colectivos llamado “Desparramadas”, muestra que realizó junto a la pintora connacional Ana Montes. “La idea era que no hubiera tantos límites claros entre pintura y fotografía, nos interesaba explorar el vínculo y las supuestas jerarquías entre ellas. Con Ana montes somos amigas y nuestros procesos de obra siempre están muy cerca, cuando vimos esas similitudes quisimos mostrar que en verdad no hay tantas diferencias”.

Hoy Mariana pretende seguir en sus proyectos y sin temas en específico, ya que el suyo es simplemente la fotografía. Pero algo es diferente, si bien estableció que a pesar de lo “paralizante” que fueron los primeros meses de pandemia, pudo reconectar con ella en soledad, confesó que algo se enrareció y se encuentra recuperando la práctica cotidiana, pues “me cuesta sacar fotos y conectar con los lugares se volvió más difícil”.

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