Mancomunales 


por Rodolfo Andaur - 2020

grupo inmenso de obreros jadeantes y febriles

que os alzáis y pasáis por los veloces tiempos
con el sueño en la frente de las victorias útiles;
Torsos cuadrados, duros, gestos precisos, recios,
violencias, pasos, marchas, esfuerzos, retrocesos,
¡Qué líneas arrogantes de gloria y valentía
estáis trágicamente trasando en mis recuerdos! (sic)[1]




La pampa salitrera se ha encargado de crear una serie de crónicas sobre la vida en ese lugar. No obstante la oralidad, esa cultura intangible, ha construido una poética que la reinterpreta constantemente a través de cánticos, poesías y bailes.

Pampa es un termino indígena, su origen es quechua, que tiene un cierto contenido de extraño misterio, porque no es equivalente a desierto, a un espacio vacío, más bien indica un territorio llano que tiene la presencia de la humanidad.[2]

Esta pampa ha sido un territorio de rutas caravaneras, mitos precolombinos y, por cierto, el sitio predilecto de las corporaciones internacionales, principalmente europeas, que extrajeron el llamado oro blanco: salitre. Un mineral que requirió de miles de personas para su industrialización y comercialización hacia diversos puntos del planeta.

Bajo este contexto, la masa obrera de la pampa convivió en un ambiente muy particular. El trabajo en el desierto era un duro desafío, pero también fue una oportunidad para los hombres y mujeres de tener una relación directa con un quehacer basado solamente en su libertad y conciencia [3]. Sin embargo el explosivo mercado global del nitrato exteriorizó una excesiva falta de compromisos e injusticias por parte de los empresarios. Situación que provocó una seguidilla de manifestaciones organizadas por el proletariado que levantaron la arremetida por parte del Estado; por cierto, un Estado siempre corrompido por los terratenientes.

Enfrentando estas viciadas atmósferas, los y las trabajadoras cultivaron actos públicos para dialogar acerca de sus demandas colectivas y visiones políticas con el fin de difundirlas hacia un campo más amplio y dar inicio al proceso organizativo de la sociedad del salitre. Todo estos actos también hacen hincapié en las incongruencias de un sistema político que estaba muy distante de la realidad social que presentaban las cientos de oficinas salitreras que fueron construidas a lo largo de las actuales regiones de Tarapacá y Antofagasta.

Dentro de este panorama aparecen las mancomunales con el fin de levantar varios espacios de reflexión política. El socialismo mancomunal era un socialismo horizontal y territorializado, compuesto por una federación de células dispersas en oficinas y faenas mineras e industriales. Un socialismo construido sobre la base de los lazos sociales, asociativos y solidarios de las organizaciones obreras. Una forma de hacer política que tenía como base la discusión horizontal, que cultivaba una "inteligencia popular" crítica de la riqueza obtenida por la burguesía, en desmedro de la explotación de los trabajadores [4].


Nibaldo Ramírez (s/d)
Clotario Blest, 1974.
Impresión fotográfica sobre papel 38 x 28,5 cm.






Laura Rodig (1901-1972)
Los salitreros, ca. 1936.
Óleo sobre tela 130,5 x 162 cm.

La memoria del salitre inscribió una serie de fátidicos hechos que enlutaron, durante años, los icónicos decálogos de las mancomunales, específicamente, en esos territorios calicheros del desierto de Atacama. Estos incidentes condenaron a estas organizaciones al exterminio definitivo. Las mancomunales ya no son la base que justifica las poéticas que alientan la justicia social de los y las trabajadoras. Las mancomunlaes desaparecieron para siempre ante el actuar impune de un Estado que ejerció sus doctrinas, muchas veces, con una silente negligencia en pro de los capitales europeos.

No hay dudas, a principios del siglo XX las mancomunales calaron hondo en la relación Estado-sociedad. A través de sus símbolos aparecieron grandes discursos y mordaces arengas que propiciaron la organización de diversas acciones políticas para poner fin a décadas de injusticias laborales. Sin embargo, al construir una retrospectiva temporal acerca de estos antecedentes históricos nos encontramos en la actualidad con grandes contradicciones en el ideario de la ‘masa trabajadora’ dentro de una época estrangulada por la post verdad y las redes sociales. 

Ante este exposición titulada “De Aquí a la Modernidad” los ‘artífices’ convocados, pertenecientes a diversas generaciones, han rescatado parte del calibre de aquella pampa, del obrero de antaño y de sus relaciones políticas que envuelven las imágenes, formas y sonidos que por antonomasia configuran las mancomunales y los movimientos socialistas del siglo pasado. Este dilema apunta si en el arte, en todo gran arte, pero específicamente en las producciones artísticas más significativas de nuestro tiempo, se encuentran las huellas o los signos que nos permitan no sólo hacer una valoración general de nuestra cultura, sino que además nos permitan pensar el problema fundamental de nuestro tiempo en un sentido para el que la economía, la política e incluso la sociología parecen estar incapacitadas [5]. Ciertamente el enfoque fundamental del arte o mejor dicho de las ruedas que mueven al arte contemporáneo, es reflexionar sobre los paradigmas de nuestras culturas y sus cáusticas contingencias. En este caso, la disyuntiva curatorial que propone, desde el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) la curadora Gloria Cortés, formula que todas estas crónicas sobre el linde conceptual de la modernidad no han sido legibles debido, entre otras cosas, a la conflictiva historia del trabajo forzado en plena expansión territorial de este país a fines del siglo XIX. A esto sumamos que las colecciones de bellas artes en Chile han sido, por lo general, perversamente conflictuadas ante la implementación de un pensamiento ‘moderno’ sobre las características que posee dicho territorio. Cabe recordar que el mismo MNBA fue construido mayoritariamente con los recursos del salitre. Por lo tanto, el simple hecho que un espacio cuestione simbólicamente las obras, confrontándolas y entrelazándolas con aquellos límites que desbordan, al unísono, cuestiones sociales, políticas e históricas, plantean una visión crítica de esos teoremas modernos que sucumbieron en la parábola de las mancomunales y que siguen apareciendo en la actualidad.

Laura Rodig (Chile, 1901–1972) quién se convirtió en una pionera y férrea activista en defensa de los derechos de las mujeres, inscribió en la historia del museo un grabado que presenta los atisbos del trabajo forzado en las calicheras. Pero también este grabado denominado Mineros de Chile [6]. aparece justo en una época en la que el mineral colapsa globalmente. Este evento mundial invisibiliza los cuerpos y aquí, en este grabado, los cuerpos y sus posturas reclaman figurar en la posteridad del paisaje.

Los registros fotográficos sobre las otroras oficinas salitreras son en si mismos incandecentes. Reflejan el estupor del clima sobre los ángulos y sombras. Además con estas imágenes nos percatamos como el desierto posee la capacidad de conservar y moldear las arquitecturas. En “De Aquí a la Modernidad” el fotógrafo Oliver Llaneza (Chile, 1965) presenta dos fotografías de la serie Salitreras del norte de Chile [7] que trastocan el actual patrimonio arquitectónico salitrero salpicado por los ‘falsos históricos’ que promueve la agobiante industria del turismo.

Francisca García Gutiérrez (Chile, 1969) exhibe Exploited [8] que es una obra en formato de video que se basa en un hecho histórico: la masacre en la Escuela Santa María de Iquique, ocurrida a finales de 1907. Como sabemos este fatídico hito para el movimiento obrero chileno, tuvo como resultado una serie de acontecimientos políticos que mantuvieron la injusticia social. Exploited relaciona este trágico hecho utilizando el informe que redactó el general Roberto Silva Renard, quién estuvo a cargo de la masacre de los obreros en la Escuela Santa María. En esta misiva, él relato con indiferencia los acontecimientos ocurridos y justificó con vehemencia la acción represora del gobierno de aquel entonces. Parte de este relato, traspasado al video, hace un contrapunto con las imágenes provenientes de innumerables películas bélicas en las que se producen diversas explosiones.


Oliver Llaneza (1965)
De la serie Salitreras del norte de Chile, ca. 1980.
Impresión fotográfica sobre papel 50 x 38 cm.


Oliver Llaneza (1965)
De la serie Salitreras del norte de Chile, ca. 1980.
Impresión fotográfica sobre papel 40 x 50 cm.




Francisca García Gutierrez (1969)

Exploited, 2007-2018.
Still Video.

La pintura posee un espacio preponderante en el MNBA. Sin embargo pocas veces le asigna un lugar a las nuevas consignas que han repercutido fuera de Santiago. Es aquí donde irrumpe Camilo Ortega (Chile, 1985), artista visual oriundo de Iquique que presenta Recabarren [9]. Esta pintura exhibe, en primera instancia, una rápida revisión a la historia del retrato. Al observarla una y otra vez podríamos afirmar que desde la perspectiva del espectador muchos de los personajes, que este cuadro expone, están siendo sincretizados por el mismo desierto. Es el caso de la imagen de uno de los grandes íconos del movimiento obrero en Chile: Luis Emilio Recabarren. Recabarren fue un activista y político quién creó una serie de actividades que mantuvieron en vilo a la sociedad acomodada de la época. Bajo estas circunstancias su retrato fue negado de la cultura visual por décadas con el objetivo de no provocar estupor entre la clase oligarquica y los obreros, especialmente, en el norte de Chile. Por estos motivos la creación de esta imagen, bajo la tónica de nuestra época mercantilizada y explotada por el capital, subraya en las contraposiciones que expande el rostro de Recabarren sobre un territorio cada vez más neoliberal.

Vania Caro Melo (Chile, 1986) nos propone El Pueblo Unido [10]. Esta instalación nos traslada al origen, al punto en que las luchas dieron paso a la organización y a la historia de un ‘norte grande’ conmovido por las demandas de dignidad. Hoy parece que las cosas se han vuelto extrañas. Las necesidades de los trabajadores siguen apareciendo y el terreno se vuelve difuso cuando pensamos que los partidos que deberían representar esas luchas se funden con aquello mismo a lo que se oponían: la codicia. Quizás es la perspectiva del tiempo la que hace que todo se vea más claro en el pasado. Las mancomunales ya institucionalizadas y los conglomerados políticos de izquierda –tras una transición dudosa a la democracia– hacen que ya nada tenga en sí su sentido original. Aquello a lo que se oponían sigue allí, pero ya no como una figura despreciable, sino que aparece impregnada en sus propias orgánicas.






José Balmes (1927-2016)

Lota, el silencio, 2007.
Técnica mixta 170 x 360 cm.



Camilo Ortega

Recabarren, 2018.
Óleo sobre tela 150 x 120 cm.




Auro Lecci (1938)

Coordenadas fundamentales para un tercer mundo 2, 1972.
Impresión heliográfica (facsímile) 59,5 x 84,5 cm.



Vania Caro Melo
El Pueblo Unido, 2018
Instalación, telas 2 metros x 150 cm.

Este texto es parte de la exposición “De Aquí a la Modernidad” curada por Gloria Cortes en co-curaduria de Carolina Olmedo y Rodolfo Andaur en el Museo Nacional de Bellas Artes.


  1.  Extracto del poema “El esfuerzo” escrito por Almafuerte y que forma parte de la compilación póstuma Discursos y Poesías [para fiestas sociales] de Luis Emilio Recabarren (Santiago: Editorial Justicia, 1925), p. 35.
  2.  GONZÁLEZ, Sergio, Ofrenda a una masacre: claves e indicios históricos de la emancipación pampina de 1907. Capítulo III La pampa (Santiago: LOM ediciones, 2007), p. 112.
  3.  GONZÁLEZ, Sergio, Matamunqui: El ciclo de la expansión del nitrato de Chile. La sociedad pampina y su industria. Capítulo III El espacio del ciclo del salitre y sus dinámicas: nombrar, usar, abusar del cuerpo en las faenas del nitrato antes de la gran crisis de 1930. La Calichera (Santiago: RIL editores, 2016), p. 535.
  4.  Memoria de Chile: Sociabilidad popular y socialismo mancomunal http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-95770.html
  5.  CERECEDA, Miguel, Problemas del Arte Contemporáne@ (Murcia: CENDEAC, 2da edición, 2008), p. 154.
  6.  Mineros de Chile, 1929. Grabado a la manera de lápiz y buril sobre papel
  7.  De la serie Salitreras del norte de Chile, Ca. 1980. Impresión fotográfica sobre papel.
  8.  Exploited2007-2018. Video HD, sonido estéreo. Duración: 4 minutos 27 segundos.
  9.  Recabarren, 2018. Óleo sobre tela 150 x 120 cm.
  10.  El Pueblo Unido, 2018. Instalación, telas, 2 metros x 150 cm.