Luciano Invernizzi

Las sombras y el territorio


por Axel Indey - 2021
El padre de Luciano Invernizzi era fotógrafo aficionado: fue él quien le regaló su primera cámara, cuando tenía apenas ocho años de edad, y fue su vieja Zenit la que heredó tras su muerte, cuando Luciano entraba en la adolescencia. Hoy el fotógrafo puertovarino destaca a su padre como la figura que lo introdujo al mundo de las imágenes, ese mundo de emociones capturadas a través del mero parpadear de un obturador.

La obra de Invernizzi está rodeada de un cierto sentimiento de melancolía, una nostalgia que se hunde en sus paisajes desolados como la misma niebla que planea eternamente sobre su tierra natal. Es esta melancolía la que da sentido a un trabajo en que territorio y corporalidad son dos caras de la misma moneda, dos maneras de abordar una existencia que en realidad nunca ha sido dual.

“Tal vez la tragedia está inserta en estas constantes contradicciones del individuo, la soledad y su desarrollo”, señala Invernizzi en entrevista con Letargo Revista.

En tu trabajo está muy presente la naturaleza y la arquitectura del sur de Chile, ¿qué tanta influencia tiene en tu obra el hecho de ser de una región tan lejana del centro del país?

Creo que más que una influencia por el hecho de que sea lejana a Santiago, es como una especie de deber o misión que yo mismo me hice con el fin de retratar/documentar el territorio en que habito, que además es el lugar en que nací, soñé, y he visto como a través de los años, más para mal que para bien, ha sido constantemente transformado. Además, nace de una necesidad personal tremenda de tensionar diálogos en torno a la imagen que se crea desde acá o la imagen que desde Santiago se crea sobre el territorio que habito.

Actualmente, la mayoría de las oportunidades artísticas se encuentran centralizadas en Santiago. ¿Cómo ha afectado a tu carrera el hecho de ser de región tan lejana a la capital?

Era mucho más complicado en el mundo análogo, cuando las redes sociales aun no estaban tan presentes. Recuerdo que terminé de estudiar tras 5 años en Santiago y lo único que quería era volver a mi casa. 1000 kilómetros al sur, prácticamente esa distancia es otro país: otra gente, otras costumbres y, sobre todo, otro clima. Sin embargo, con la instauración del mundo digital y de las redes sociales creo que las barreras centralizadoras en cuanto a oportunidades ya no son un impedimento como hace años. Pero a pesar de estos cambios, acá aun no ocurre mucho. Imagina que si ya en Santiago no hay recursos, en regiones es peor. Y no hablo solo de lo económico: hablo de espacios, relaciones y sinergias. Pero también ocurre un problema de nosotr@s y de ell@s, seguimos mirando hacia afuera y no optamos por lo local o cercano. Postulamos a fondarts, hacemos encuentros, expos, charlas, talleres de fotografía y llamamos para estos talleres siempre a gente de Santiago. Y esto siempre ha sido visto así producto del excesivo poder que históricamente ha ejercido Santiago sobre el resto del país, tal cual en la colonia. Creo que mientras sigamos “copiando y pegando” las formas de creación y de ver las cosas como en Santiago, estaremos sometid@s a que estas oportunidades que mencionas se mantengan concentradas en la capital.
¿Qué temáticas dirías que son recurrentes en tu obra?

Está la idea personal del eterno invierno y el recuerdo del invierno cuando era niño en esta región. El clima me ayuda a crear cierto naturalismo y paisaje sombrío, sin mucha metáfora, que dan como resultado un estado de ánimo oscuro, complejo, trepidante. Represento cierta tensión entre este sur colorido, creado publicitariamente, y un sur solitario, frío, casi apocalíptico, donde pueden suceder cosas malas. Pero que a la vez documenta el territorio alejado de los grandes cambios y procesos de industrialización o modernidad que han estado ocurriendo en la región en los últimos años.

¿En qué te encuentras trabajando actualmente? ¿Tienes en mente algún proyecto o algún tema que te gustaría tratar a futuro?

Actualmente acabo de finalizar SUR NOIR, que es un proyecto financiado por Fondart Regional en su línea de creación. Tiene un poco de todo lo que comente anteriormente. Es un oscuro viaje por la Región de Los Lagos que sin brújula ni mapa invita a contemplar el paisaje sureño. Cargado de imágenes turbias, frías y desoladas, que trabajan casi lo invisible o que se encuentran ocultas en las sombras del territorio. El clima y la luz de la región lo utilizo bastante y me contribuye a generar una obra lúgubre que recorre el no lugar de los transeúntes de estos parajes. Está muy influenciado por la literatura o novela noir. Este trabajo será presentado ahora en agosto en la Galería de Arte Bosque Nativo en Puerto Varas.

Sobre proyectos a futuro tengo varios, quiero finalizar en un foto-libro Caminos Interiores, que es un roadtrip solitario que vengo realizando por la región, que comenzó a modo de tipología fotográfica, pero ha ido modificándose con el tiempo. Por el momento está a la mitad, estoy dando vueltas y viendo formas de financiación del proyecto. Además, tengo necesidad de crear en torno a la situación medioambiental, creo que se aproxima o ya estamos en un colapso total del cual no hay retorno y quiero plasmar cierto pesimismo en esas imágenes.