Lety Vázquez 

Las artes como punto de encuentro entre la reflexión y la práctica de los discursos


por Juan Alfaro Balcazar - 2021 
Con tan solo 22 años, el trabajo de la mexicana Lety Vázquez es el resultado de una búsqueda constante que desde muy pequeña la llevó a experimentar en el cine y la fotografía. Nacida en Ciudad de México, a los 10 años se mudó al estado de Tabasco, al sureste del país, donde se relacionó con la humedad, el trópico y lo podrido, conceptos que busca desarrollar actualmente en sus reflexiones sobre lo que denominó como la “arquitectura de lo roto”, y de lo cual habló en esta conversación con Letargo revista.

Entre la “frivolidad” que en un comienzo le provocaba la fotografía de moda, y el sentido de observación que encontró en el cine, Lety descubrió el videoarte como un punto de encuentro entre las artes visuales y el cine, desde ahí en adelante, “descubrí que existían los directores de arte creativo o los fotógrafos de moda editorial, que por lo general son artistas visuales”. Es así, que comenzó a estudiar esta carrera y dejó el cine por completo.

Interesada en el cuerpo y las relaciones humanas, con la fotografía “empecé a trabajar sobre lo más importante para mí,  que eran la amistad y el amor que yo estaba experimentando, las modelos que empecé a retratar eran amigas mías, siempre hubo un afecto de esta manera”. Además de esto, el cuerpo fue un descubrimiento al que dio más profundidad al estudiar la fenomenología de la percepción en la universidad,  donde se dio cuenta que “lo maravilloso de la relación humana es que tú te encuentras a ti mismo con el otro”. 

Esto lo llevó también a la práctica con la serie “Ella”, donde reflexiona sobre la relación de su cuerpo y el de las otras personas, específicamente de las modelos y los estereotipos en este rubro. Aquí entra el concepto de lo roto como lo vulnerado, para luego vincular este sentimiento con la resiliencia, considerando que es la verdadera fuerza. Pasando así a uno de sus últimos trabajos llamado “Mi Corpo”, que fue expuesto en el congreso Espacio-tiempo y cuerpos de la Universidad Nacional Autónoma de México.

“Para mí buscar la arquitectura de lo roto, es buscar incluso en lo que yo tengo roto, odiaba mi cuerpo y utilizaba muchísima ropa, fajas y  medias. Me lastimé muchas veces, y al entender que era nocivo para mí, me di cuenta que estaba rota. Y es lo que trato de mostrar en mi trabajo, la vulnerabilidad que existe en la ropa también”. Así, el expresar a través de la fotografía vivencias y conflictos “es una manera de relacionarme con el no sentirme deseada y rechazar mi propia corporalidad, pero al mismo tiempo reconciliarme con ella”.

El escenario mexicano

¿Cómo analizas el panorama fotográfico y de artes visuales en México?

“Investigo mucho el trabajo de mujeres, me es más familiar voltear a ver el trabajo de mis hermanas para saber cómo viven su día a día. Considero que en México hay tres maneras diferentes de concebir la imagen; la primera es la clásica, la segunda la fotografía que revisa el pasado histórico, recogiendo la herencia mestiza y la  iconografía mexicana, construyendo así nuevos panoramas simbólicos de lenguaje visual. Y por último lo digital, durante muchísimo tiempo hubo gente que no creía que el arte digital existía, pero en estos últimos tres años, muchos fotógrafos y artistas mexicanos están ocupando elementos digitales en sus obras, demostrando que tienen una posibilidad estética”.

La centralización del arte en el país norteamericano también es un tema que interesa a Vásquez, estableciendo la necesidad de un diálogo donde se piensen las cosas desde otros Estados, para desde el arte contestar a las diferentes realidades de los territorios, todo esto pues “el centro del país nos ve de una manera muy exótica, y tampoco quienes viven en otros Estados piensan respecto a qué significa para nosotros este espacio”.

Finalmente, para la artista visual mexicana el trabajo colectivo consolida las redes que generan más ruido en las comunidades e instituciones, frente al contexto social y el sentir de cada persona en lo particular, ya que “el arte como tal tiene la función de unir y de reflexionar la práctica, y creo que desde la gestión cultural se tiene que pensar en formas de apropiarse de los espacios que todos como comunidad tenemos”.