Lenguajes visuales y los enlaces del idioma fotográfico
Julia Björkström
Entrevista
por Katalina Cortes - 2022
por Katalina Cortes - 2022
Julia Björkström es una artista sueca multidisciplinar que ha encontrado en la fotografía una forma de comunicarse como forma primaria. La artista lleva más de una década escribiendo su historia entre Suecia y Chile desde su primera llegada a estudiar cine documental en la ciudad de Valparaíso. Actualmente radicada en Puerto Montt, cuenta que la identidad territorial es un tema fuerte que atraviesa cada creación, especialmente de las personas migrantes.
“Estoy trabajando en un proyecto de creación de danza, que tiene que ver con mis múltiples yo, con mi identidad como ser humano y no deja de ser un tema lo de la migración y el territorio. Por eso yo creo que el lenguaje visual, la fotografía y la danza me son más admirables porque no se atraviesan tanto por la palabra”.
Andrea Kottow señala en “Fronteras de lo real” que el lenguaje es un fenómeno escurridizo, que al utilizarlo ya quedamos inmersos en él y que, en algunos campos, es imposible escapar del mismo, del cómo y del por qué. Las palabras acarrean cosas y significados con ellas, pero al mismo tiempo se escabullen.
Julia, al ser migrante maneja tres idiomas y en su entorno habitual se adapta entre el español, el sueco y hasta hace un tiempo el inglés. Es, de esta manera, que encuentra un nexo entre la fotografía y la danza: no necesitan de la palabra. Crea una forma de comunicación diferente.
“Estoy trabajando en un proyecto de creación de danza, que tiene que ver con mis múltiples yo, con mi identidad como ser humano y no deja de ser un tema lo de la migración y el territorio. Por eso yo creo que el lenguaje visual, la fotografía y la danza me son más admirables porque no se atraviesan tanto por la palabra”.
Andrea Kottow señala en “Fronteras de lo real” que el lenguaje es un fenómeno escurridizo, que al utilizarlo ya quedamos inmersos en él y que, en algunos campos, es imposible escapar del mismo, del cómo y del por qué. Las palabras acarrean cosas y significados con ellas, pero al mismo tiempo se escabullen.
Julia, al ser migrante maneja tres idiomas y en su entorno habitual se adapta entre el español, el sueco y hasta hace un tiempo el inglés. Es, de esta manera, que encuentra un nexo entre la fotografía y la danza: no necesitan de la palabra. Crea una forma de comunicación diferente.
En tus plataformas se ve, por ejemplo, que eres parte de colectivos de danza y que fotografías harto ese tipo de arte ¿cómo ha sido entremezclar estas disciplinas?
Sí, ha sido curioso por un lado, porque hay una entrada obvia de acercarse a la danza desde la fotografía, que es hacer foto de cuerpos danzantes, lo cual me encanta, los cuerpos danzantes de otros o mi cuerpo. Ese es un acercamiento sencillo, que es muy rico, que es muy grato y que es muy bello (…). Pero también desde el otro lado, de cómo la fotografía influye o es parte de la creación en artes escénicas, para mí, personalmente. (…) En la creación del movimiento yo me doy cuenta que parto desde la quietud que es como una foto y de ahí investigo los tránsitos entre distintas fotos. Siempre se cruza todo, no lo puedo separar mucho.
Durante nuestra conversación salió más de una vez el concepto de “obsesiones”, de cómo finalmente la observación constante del entorno próximo y del diario vivir puede acarrear pequeños detalles de los que quedamos prendidos: cómo entra la luz por las ventanas del hogar, les hijes, la detención del tiempo y cómo de esto mismo se puede fluir. “Muy del día a día, podríamos decir del entorno inmediato, por un lado, creo. No me gusta tanto que sea así, pero de mi historia personal. Yo creo que soy muy de quedarme pegada, viendo, observando algo, siempre hay algo en el entorno inmediato. No es que yo lo busque, está ahí siempre, y va variando en qué me quedo pegada”.
Sí, ha sido curioso por un lado, porque hay una entrada obvia de acercarse a la danza desde la fotografía, que es hacer foto de cuerpos danzantes, lo cual me encanta, los cuerpos danzantes de otros o mi cuerpo. Ese es un acercamiento sencillo, que es muy rico, que es muy grato y que es muy bello (…). Pero también desde el otro lado, de cómo la fotografía influye o es parte de la creación en artes escénicas, para mí, personalmente. (…) En la creación del movimiento yo me doy cuenta que parto desde la quietud que es como una foto y de ahí investigo los tránsitos entre distintas fotos. Siempre se cruza todo, no lo puedo separar mucho.
Durante nuestra conversación salió más de una vez el concepto de “obsesiones”, de cómo finalmente la observación constante del entorno próximo y del diario vivir puede acarrear pequeños detalles de los que quedamos prendidos: cómo entra la luz por las ventanas del hogar, les hijes, la detención del tiempo y cómo de esto mismo se puede fluir. “Muy del día a día, podríamos decir del entorno inmediato, por un lado, creo. No me gusta tanto que sea así, pero de mi historia personal. Yo creo que soy muy de quedarme pegada, viendo, observando algo, siempre hay algo en el entorno inmediato. No es que yo lo busque, está ahí siempre, y va variando en qué me quedo pegada”.
A medida que iba creciendo, Julia veía a su madre fotografiar las situaciones familiares típicas como cumpleaños y los primeros/últimos días del colegio, pero también lo que sucedía en el día a día “así que hoy en día puedo decir “qué buena fotógrafa es mi mamá”. La artista dice que no siempre vio la fotografía como un rollo artístico, pero sí como un ritual, al crecer viendo las fotos de conocidos o familiares en diapositivas cuando estos volvían de un viaje. A pesar de que Julia dejó la fotografía durante casi ocho años, volvió a ella en base a este mismo rito: alguien vio las fotos en su hogar. “Alguien me dijo “oye, ¿estas fotos son tuyas? Hay caleta de cosas, talleres, ¿Por qué no lo retomas?” y ahí yo retomé”, recuerda.
A julia no se le posiciona solamente desde la fotografía, sino como una artista multidisciplinar que se mueve entre la foto, la danza y el cine desde diferentes veredas para crear su propia visión, sus propias inspiraciones y obsesiones. En donde podemos observar su mundo a través de la luz y de movimiento del lenguaje que nace desde la quietud. “Pero para mí, desde mi propia manera igual tiene sentido este gran puzle de todos los lenguajes de las artes”.
A julia no se le posiciona solamente desde la fotografía, sino como una artista multidisciplinar que se mueve entre la foto, la danza y el cine desde diferentes veredas para crear su propia visión, sus propias inspiraciones y obsesiones. En donde podemos observar su mundo a través de la luz y de movimiento del lenguaje que nace desde la quietud. “Pero para mí, desde mi propia manera igual tiene sentido este gran puzle de todos los lenguajes de las artes”.