El humor de la absurda realidad

Ignacio Gutiérrez

Entrevista 
por Juana Anuarí - 2022
Con una personalidad dinámica que ronda el humor y la ficción, Ignacio Gutiérrez aprovecha la ajetreada vida de las calles para explorar y hablar con las personas, elemento que describió como uno de los grandes motores de sus proyectos.

“Siempre he sido una persona muy inquieta”. Algo que justamente se refleja en su trabajo, donde prima la fijación en los fondos, espacios y objetos. “Creo que en ese sentido me ha jugado a favor el déficit atencional, antes sufría mucho con las pastillas para la concentración, pero ahora es algo positivo”.

Otro motor importante dentro de su trabajo es su familia, “me caen bien”, afirmó entre risas. Junto a ellos vive en Santiago y esta estrecha relación la destacó en su proyecto “+39 / +569”. Toda una aventura que comenzó con un amor que lo llevó a vivir tres años en Italia, donde logró entrar en una escuela de fotografía en la ciudad de Milán.

“Me gusta mucho ese proyecto, teníamos una rutina donde la mayoría de las veces era sentarme y llamar a mi mamá, mi hermana o mi abuela. Lo interesante es que las conversaciones siempre tenían el ruido, que se traducía en la falla de la conexión. Y si lo piensas el ruido existe en la conversación real del día a día, pero el vínculo persiste”, estableció.


Resignificar objetos cotidianos

A pesar de años de no practicar skate debido a una fuerte lesión, de inmediato su adolescencia surge en la conversación al hablar de sus inicios en la fotografía, y con ello, sus primeros acercamientos a la creatividad del espacio urbano.

“Me compré una cámara a los 15 años para grabar los trucos, de ahí empecé a sacar fotos, cuando se anda en la calle puedes darle una vuelta y resignificar un objeto y su fin. Un fierro cobra otro significado y otro rol al deslizarlos. Eso es creatividad”.

Parte de esa creatividad también está presente en el sentido del humor, que parece ser una constante en la vida de Gutiérrez, como una manera de dar espacio a imaginar nuevas formas en lo cotidiano, resaltando la comedia y la ficción como proyecciones de lo que queremos, pudimos o soñamos ser.

En su proyecto “No soy”, realizó una serie fotográfica donde pregunta a personas en la calle “¿quién no eres?”, Ignacio pudo atestiguar cómo la mayoría de las respuestas estaban ligadas a la interrogante “¿quién te hubiera gustado ser?”. Vislumbrando las frustraciones de una sociedad chilena fragmentada, que somete los sueños y fantasías al acelerado escenario de competitividad y producción, que supone el sistema económico capitalista.


Nuevos códigos: desde la actuación, la comida y la masonería.

¿Qué reflexiones o cuestionamientos te mueven hoy?

“En este momento estoy por fin entrando al lugar donde quería estar, que es la logia” -bromea nuevamente-. “Hablando en serio, hace rato me quería meter a la fotografía de moda, empezar a trabajar en eso me encanta”.

Es que la ropa, como la comida, despiertan una particular fascinación en Ignacio, posiblemente porque con ambas se puede ser creativo, no olvidando además la entretención que supone estar en relación con el ambiente, y salir al exterior con una propuesta estética.

Y de lo que a propuestas se refiere, la constante inquietud que caracteriza a este artista chileno, lo tiene a la espera de retomar un cortometraje, seguir moviéndose por el espacio urbano y conocer algún proyecto audiovisual donde poder actuar, ya que “encontrar alguna manera de estar detrás de la cámara y delante de ella, sería un buen resumen de quien soy”.