Francisco Donoso y Las Formas del Olvido:
“La fotografía es un punto de reflexión, relacionado a romper con el concepto de la imagen pura”
Entrevista
por Juan Alfaro Balcazar - 2021
por Juan Alfaro Balcazar - 2021
La vida de este fotógrafo chileno está fuertemente arraigada a la naturaleza, al igual que su obra. Pero contrario al sentido de “echar raíces” que tanto puede primar en lo verde del sur de Chile, donde vive en la actualidad, las experiencias en torno a la imagen fotográfica lo llevaron por distintas reflexiones relacionadas con el olvido, la muerte y el habitar en un territorio. Visiones que compartió con Letargo revista y que incluyen sus más recientes trabajos, entre ellos, un nuevo fotolibro que lanzará el próximo año.
Nació en Santiago, pero sus padres decidieron moverse y asentarse en la ciudad de Puerto Varas, ahí transcurrió toda su infancia en un territorio del cual reconoció una potente influencia, pues “determinó mucho en mi forma de mirar las cosas y mi relación con la naturaleza, que es super potente”.
A los 18 años partió a la capital nuevamente para estudiar un año fotografía en la universidad ARCIS, hasta que las ansias de conocer un nuevo lugar y abrir su mirada, lo llevaron el 2005 a cruzar la cordillera y estudiar cinco años en Buenos Aires, instancia que según él, le ayudó a expandir su mente en cuanto a manualidad, estética e iluminación, en un contexto donde “los profesores te permitían esa amistad que giraba en torno a armar y reflexionar constantemente sobre la obra. Ahí comencé a generar una mirada fotográfica”, estableció.
Su niñez fue de igual forma un punto clave en su desarrollo como artista, a los 16 años tomó por primera vez una cámara y su abuelo paterno se constituyó como un maestro fundamental. “Cada vez que iba a Santiago a ver a mi abuelo, su espacio estaba lleno de negativos, cámaras y ampliadoras. De repente, en los veranos me iba a Santiago y en el pasillo de su departamento me hacía clases, enseñándome profundidad de campo y diferentes ejercicios de iluminación. Desde ahí me armé y experimenté”.
Las formas del olvido
Esta obra producida a inicios de la pandemia, utiliza recursos variados como archivos y diferentes elementos de la naturaleza como la tierra, cenizas y plantas, en el intento continuo de deconstruir la fotografía para crear una interpretación de la imagen fotográfica con base en la intervención.
Nació en Santiago, pero sus padres decidieron moverse y asentarse en la ciudad de Puerto Varas, ahí transcurrió toda su infancia en un territorio del cual reconoció una potente influencia, pues “determinó mucho en mi forma de mirar las cosas y mi relación con la naturaleza, que es super potente”.
A los 18 años partió a la capital nuevamente para estudiar un año fotografía en la universidad ARCIS, hasta que las ansias de conocer un nuevo lugar y abrir su mirada, lo llevaron el 2005 a cruzar la cordillera y estudiar cinco años en Buenos Aires, instancia que según él, le ayudó a expandir su mente en cuanto a manualidad, estética e iluminación, en un contexto donde “los profesores te permitían esa amistad que giraba en torno a armar y reflexionar constantemente sobre la obra. Ahí comencé a generar una mirada fotográfica”, estableció.
Su niñez fue de igual forma un punto clave en su desarrollo como artista, a los 16 años tomó por primera vez una cámara y su abuelo paterno se constituyó como un maestro fundamental. “Cada vez que iba a Santiago a ver a mi abuelo, su espacio estaba lleno de negativos, cámaras y ampliadoras. De repente, en los veranos me iba a Santiago y en el pasillo de su departamento me hacía clases, enseñándome profundidad de campo y diferentes ejercicios de iluminación. Desde ahí me armé y experimenté”.
Las formas del olvido
Esta obra producida a inicios de la pandemia, utiliza recursos variados como archivos y diferentes elementos de la naturaleza como la tierra, cenizas y plantas, en el intento continuo de deconstruir la fotografía para crear una interpretación de la imagen fotográfica con base en la intervención.
¿Cómo nace y se va desarrollando este proyecto en particular?
“Nace desde la idea de trabajar directamente con la tierra y pensar sobre el territorio y el origen, partiendo de intervenir la imagen y explorando desde distintos formatos. De esta manera la fotografía fue un punto de reflexión, relacionado a romper con el concepto de la imagen pura”.
La materialidad en el trabajo fotográfico es muy importante para Donoso, el 2019 lanzó su primer fotolibro llamado “Inmemorial”, obra que reúne fotografías realizadas durante diez años en la provincia de Llanquihue, en la Región de Los Lagos.
Cuando llegó de Buenos Aires a fines de 2009, Francisco se encontró con un sur completamente diferente, donde la modernidad tomó fuerte espacio en el territorio, es así que desde esa inquietud nació la necesidad de retratar la historia de familias y campesinos que habitan la cordillera alejados del sistema. “En el libro inmemorial me centré netamente en la luz y relacioné el claroscuro que tiene el sur con lo que pasa en el territorio. Siempre te hablan de la belleza del sur de Chile, pero hay una historia detrás relacionada a la llegada de los colonos alemanes y el desplazamiento de la gente rural que habitaba esta zona, gente de la cual no se habla y que está fuera del sistema moderno”.
¿Qué importancia y rol tiene el objeto fotográfico, la materialidad y la evitación del olvido?
“Creo que hoy estamos plagados de imágenes y hemos perdido el objetivo principal de la materialidad de la fotografía. Creo que no somos conscientes de porqué fotografiamos, por eso siento que son muy importantes las publicaciones, ya sean fotolibros o fanzines, para que realmente sea la fotografía un objeto que perdure, ya que los medios digitales son muy frágiles”.
“Nace desde la idea de trabajar directamente con la tierra y pensar sobre el territorio y el origen, partiendo de intervenir la imagen y explorando desde distintos formatos. De esta manera la fotografía fue un punto de reflexión, relacionado a romper con el concepto de la imagen pura”.
La materialidad en el trabajo fotográfico es muy importante para Donoso, el 2019 lanzó su primer fotolibro llamado “Inmemorial”, obra que reúne fotografías realizadas durante diez años en la provincia de Llanquihue, en la Región de Los Lagos.
Cuando llegó de Buenos Aires a fines de 2009, Francisco se encontró con un sur completamente diferente, donde la modernidad tomó fuerte espacio en el territorio, es así que desde esa inquietud nació la necesidad de retratar la historia de familias y campesinos que habitan la cordillera alejados del sistema. “En el libro inmemorial me centré netamente en la luz y relacioné el claroscuro que tiene el sur con lo que pasa en el territorio. Siempre te hablan de la belleza del sur de Chile, pero hay una historia detrás relacionada a la llegada de los colonos alemanes y el desplazamiento de la gente rural que habitaba esta zona, gente de la cual no se habla y que está fuera del sistema moderno”.
¿Qué importancia y rol tiene el objeto fotográfico, la materialidad y la evitación del olvido?
“Creo que hoy estamos plagados de imágenes y hemos perdido el objetivo principal de la materialidad de la fotografía. Creo que no somos conscientes de porqué fotografiamos, por eso siento que son muy importantes las publicaciones, ya sean fotolibros o fanzines, para que realmente sea la fotografía un objeto que perdure, ya que los medios digitales son muy frágiles”.
¿De qué forma crees que influye en una sociedad y en las personas que la componen, el territorio en que habitan?
“Creo que influye muchísimo en el crecimiento de una persona, eso sí, todos somos seres que nos adaptamos, y me hace ruido el concepto de ‘pertenecer a un lugar’, yo no pertenezco al sur de Chile, yo habito el territorio”.
¿De qué manera se relacionan estos conceptos con el trabajo realizado en Las formas del olvido?
“Tiene que ver con el pertenecer a la tierra y darle una mano a todo lo que hemos hecho, por eso son pequeños terrarios que remiten a ese pasado también espiritual y a la muerte. Fueron pequeños rituales de crear cajones con tierra, ocupar cenizas y rayar las fotos, pequeños rituales donde rompía con la fotografía. Es un ciclo, porque destruyo y termino haciendo fotografía igual”.
Es este proyecto el cual materializará en un foto libro que Donoso planea lanzar el próximo año, hoy se encuentra en su último proceso de diseño para luego ser enviado a la imprenta. “Este año me lo tomé con mayor calma, para concentrarme en el libro, además estoy con harto trabajo comercial, que me sirve para poder financiar”, aseguró.
Por el momento y con la cabeza en varios proyectos que quiere retomar, busca seguir con la idea del entierro, la naturaleza y la tierra como espacio de intervención fotográfica. Utilizando además la producción de puestas en escena, para así rescatar el imaginario rural y su extrañeza casi mitológica, contando la historia de los desplazados por el fenómeno de la constante modernidad, y explorando la muerte y su simbología mediante la experimentación de variados recursos, que hacen del trabajo de Donoso una puesta rupturista y de constante cuestionamiento en el sur del país.
“Creo que influye muchísimo en el crecimiento de una persona, eso sí, todos somos seres que nos adaptamos, y me hace ruido el concepto de ‘pertenecer a un lugar’, yo no pertenezco al sur de Chile, yo habito el territorio”.
¿De qué manera se relacionan estos conceptos con el trabajo realizado en Las formas del olvido?
“Tiene que ver con el pertenecer a la tierra y darle una mano a todo lo que hemos hecho, por eso son pequeños terrarios que remiten a ese pasado también espiritual y a la muerte. Fueron pequeños rituales de crear cajones con tierra, ocupar cenizas y rayar las fotos, pequeños rituales donde rompía con la fotografía. Es un ciclo, porque destruyo y termino haciendo fotografía igual”.
Es este proyecto el cual materializará en un foto libro que Donoso planea lanzar el próximo año, hoy se encuentra en su último proceso de diseño para luego ser enviado a la imprenta. “Este año me lo tomé con mayor calma, para concentrarme en el libro, además estoy con harto trabajo comercial, que me sirve para poder financiar”, aseguró.
Por el momento y con la cabeza en varios proyectos que quiere retomar, busca seguir con la idea del entierro, la naturaleza y la tierra como espacio de intervención fotográfica. Utilizando además la producción de puestas en escena, para así rescatar el imaginario rural y su extrañeza casi mitológica, contando la historia de los desplazados por el fenómeno de la constante modernidad, y explorando la muerte y su simbología mediante la experimentación de variados recursos, que hacen del trabajo de Donoso una puesta rupturista y de constante cuestionamiento en el sur del país.