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Francisca Valdés: Captura de lo intangible

Entrevista
por Katalina Cortes - 2024
“El orden terreno, el orden de la tierra, se compone de cosas que adquieren una forma duradera y crean un entorno estable donde habitar”, así comienza Byung-Chul Han el primer capítulo de No-cosas, texto que resonó mucho en mi cabeza mientras conversábamos con Francisca sobre su fotolibro Captura de lo intangible.

Un trabajo que nace en Puerto Varas, al sur de Chile, mientras Francisca hacía fotografías de casas que serían remodeladas por un grupo de arquitectos. Algunas de ellas serían derribadas, por lo que existía una urgencia: la atención hacia los artefactos, los objetos de las personas que habitaron esos lugares.

“Esto se va. Efectivamente esto se va a acabar”, comenta la fotógrafa sobre la situación. El hecho de perder la huella de estos espacios abandonados, provocaba una sensación de angustia, que la movilizó a crear las imágenes.
“Iba de un lado a otro, entre las casas que abandonaban. Por otro lado [me llamaba la atención] la estética de las casas más viejas, pero yo sabía que en un futuro eso iba a desaparecer y me encanta la estética sureña, los colores, la materialidad. Entonces se fue haciendo solo este trabajo, nunca le puse cabeza; sino que era algo instintivo en mí, que era de ir a hacer fotos a estas casas y donde pudiera entraba y si me salía más trabajo era mejor”.

Durante años, Francisca se dedicó a hacer fotografías a hoteles, hostales y casas: espacios que tienen una conexión fuerte y honesta con la intimidad de las personas, así solo estén de paso. Aunque sea por un momento, forman parte del cotidiano de alguien. Debido a esto nos surge una interrogante ¿Por qué buscamos sentimientos en las cosas, por qué nos nace esa urgencia de fotografiar la intimidad?
“Yo creo que tiene que ver con que son lugares honestos, transparentes. Es lo que es. No hay un personaje de por medio, no hay un ego, no hay una postura, no hay un personaje. Es el lugar donde las cosas son tal cual son, y ahí es donde a mí me interesa, ahí se me va el ojo, buscar dónde está la belleza de eso. Mis ganas son como de encontrar siempre la belleza en los lugares en que aparentemente no lo está, pero sí está. Por eso me gusta la intimidad, porque es el lugar más honesto, el lugar más transparente”.

Materializar este trabajo en un fotolibro esconde también un simbolismo, permite dejar a las imágenes existir en un mundo tangible que no se perderá en la atmósfera de lo digital. Llevar a cabo Captura de lo intangible representa un encuentro con la posibilidad del abandono, no solo de los objetos y los lugares, sino que también de uno mismo.