Catalina Rivera y su viaje hacia lo abstracto


Entrevista
por Elizabeth Cárcamo - 2023
La obra fotográfica de Catalina Rivera florece desde un terreno fértil de fantasía y abstracción, aunque sus raíces se hunden en las calles de San Miguel. Como un adolescente que crece en las bulliciosas calles de Santiago, su fotografía es como un ser vivo, moldeada por la visión de su creadora. No es de raza pura, sino que se somete al destino de convertirse en algo más, una creación que busca su forma y propósito.

Su trabajo fotográfico no siempre tuvo esta razón de ser. Rivera admite que, en sus primeros días, quizás no atribuía un valor simbólico profundo a las imágenes; su enfoque, en cambio, se centraba en lo estético. Influenciada por la fotografía callejera gringa, su objetivo era simplemente lograr una 'buena foto'. Sin embargo, con el paso de los años y las experiencias acumuladas, su perspectiva ha experimentado un cambio significativo. Antes, todo comenzaba en las calles, pero ahora, declara con convicción, 'ya no me interesa tanto lograr una foto excepcional en términos estéticos; lo que me motiva es que estas imágenes funcionen en serie, que puedan crear un relato y una imagen final con un valor más profundo”

Esta evolución también fue impulsada por un conflicto interno. Catalina reconocía que, debido a su enfoque en la fotografía callejera, acumulaba una gran cantidad de material. Sin embargo, sentía que era una pena que todo quedara en formato digital, relegado a plataformas como Instagram. Este dilema la llevó a buscar un propósito más concreto para su trabajo, y así comenzó a experimentar con fotozines, utilizando a veces solo una lámina, comenzando desde lo más básico. La materialidad del papel y la oportunidad de jugar con las capas para crear narrativas visuales más expansivas capturaron su atención.

La fotografía de Rivera ha evolucionado de manera gradual hacia territorios más profundos y abstractos, marcando un viaje de crecimiento artístico que se manifiesta en su obra más reciente, "Susto Keller".

"Susto Keller" representa un punto de inflexión en la carrera de su autora, ya que marcó un cambio significativo en su enfoque fotográfico. Ella describe este proceso creativo como algo inverso: "Primero fue un texto, y antes de ser un texto, fue un sueño". Aunque algunas de las imágenes provienen de momentos capturados en la calle, la mentalidad detrás de ellas difiere notablemente de su trabajo anterior. Según Rivera, estas imágenes surgieron de la fantasía, con el objetivo de que se convirtieran en componentes de un relato visual que trascendiera lo puramente estético.
En su relato, Catalina comparte las primeras palabras de ese sueño: "En este sueño estaban mis figuras maternas... mi abuela, mi mamá y yo". Luego describe cómo se centra en una mujer adulta que se encuentra en un entorno distópico y que, lentamente, se desviste en la acera. Finalmente, ya desnuda, le crece una planta en vulva. "Esa fue la imagen más impactante que tuve en el sueño". Menciona que no se trataba de una planta cualquiera, sino de una que popularmente se conoce como "amor de hombre".


"Yo no tenía idea, pero soñé con esa planta. En el sueño, yo me estaba vistiendo desnuda y me crecía esa planta en la... Y cuando me desperté, dije 'weón, cómo pienso estas cosas'. En lugar de seguir teniendo vergüenza sobre eso, quise apropiarme", expresó.

Aparte de la peculiaridad de su origen, el trasfondo de "Susto Keller" se centra en la representación del cuerpo de la mujer. La autora reflexiona sobre cómo el contexto histórico ha influido en la forma en que las mujeres han sido forzadas a adaptar sus cuerpos para atraer a un esposo u otros. Ella destaca que "el cuerpo de las mujeres es mucho más atravesado por las historias que el de los hombres". Como ejemplo, recuerda a su abuelo, cuyo trabajo como obrero se reflejaba en la robustez de sus manos y, en general, en su físico. En contraste, siente que las mujeres son influenciadas en una variedad de aspectos a lo largo de sus vidas.

La protagonista de la historia simboliza este proceso al despojarse de todas esas capas, representando tanto a las figuras maternas como a sí misma.

Catalina reflexiona sobre la importancia de su último trabajo en su carrera y vida. Describe el proceso como significativo y revela que todo fluyó con sorprendente naturalidad, sin necesidad de forzar el trabajo. Además, menciona la curiosa coincidencia de que la planta en su sueño se llamara "amor de hombre".

Los referentes artísticos en este proyecto son notables. Se inspira en la obra de Valerie Export, "Action Pants: Genital Panic", y en la serie fotográfica "Flowers" de Robert Mapplethorpe. Pero el toque final que da al proyecto es el nombre de la protagonista y del propio fotozine.

La historia detrás del título es intrigante. Años atrás, su abuelita compartió un álbum de fotos en Facebook con sus amigas y utilizó la descripción "Susto Keller". Aunque esto posiblemente se debió al teclado predictivo, llamó tanto la atención de Catalina que decidió conservar ese título para un proyecto futuro. Curiosamente, la misma mujer que inspira a la protagonista de esta historia distópica también inspiró el título.

El proyecto "Susto Keller" es un reflejo de la visión y evolución de su autora. En su trabajo fotográfico, ella ha optado por utilizar el blanco y negro saturado como su paleta distintiva. Inicialmente, esta elección se basó en consideraciones económicas relacionadas con el costo de los rollos de película, pero con el tiempo, se convirtió en una parte integral de su estilo artístico, que tiende hacia lo abstracto y evita cualquier intermediario. En sus propias palabras, "mi forma de expresarme es más abstracta; no hay lugar para matices, solo objetos".

En nuestra charla, Rivera destacó lo que considera una 'buena foto': aquella que refleja un estilo maduro y una marca distintiva forjada con el tiempo. Esta apreciación se extiende a su propia evolución como artista. En su trabajo actual, lo subjetivo y lo abstracto son las piedras angulares, permitiéndole seguir su instinto y expandir ideas al máximo. Un ejemplo es su última foto en 'Susto Keller', una polaroid intervenida en capas, buscando capturar el volumen e impacto de la planta que la inspiró.

Su obra, en última instancia, es una destilación de su viaje artístico, un reflejo de su estilo consolidado con el tiempo. Es una invitación a adentrarse en un mundo donde la subjetividad y la abstracción son los puntos de partida para la creación artística.