El puente entre lo fotográfico y el discurso poético de la derrota


Anna Pistacchio 

Entrevista
por Katalina Cortes Olguín - 2023
Anna relata su entrada a la fotografía como una búsqueda de sentirse perteneciente a un lenguaje artístico. Al ser licenciada en artes “Sabes mucho de arte, pero al final no sabes nada en específico”, la fotografía no solo calzaba con ella como disciplina, sino por las características de su personalidad que la llevaron a sentirse cómoda detrás del lente.

“Soy una persona con muchas ansiedades, soy súper solitaria. Me gusta trabajar más en mí y encontré un espacio súper perfecto para todas esas características. No soy una persona que sabe de las luces, de hecho de física tengo cero habilidades, «que el diafragma, que la cuestión aquí que allá», para mí la foto es mucho más un lenguaje poético y azaroso como del error”.

La fotografía, como tantas otras disciplinas artísticas, nos pone delante de nosotros debates de lenguajes, materialidades, discursos y representaciones que buscamos al momento de leer una obra. De esta manera, los trabajos fotográficos, al plantearse frente al mundo, también le pertenecen, en parte, al espectador. Anna utiliza el formato del fotolibro como una hoja en blanco que le permite contar historias; no obstante, no tiene por objetivo que sea algo exclusivo, sino que se vean reflejadas en quien reflexione en torno a él. 



“Que lo íntimo o lo privado se vuelva colectivo, porque al final tampoco quiero contar como el diario de vida de Anna”, estos puntos de encuentro pueden ser desde lo temático, político hasta lo estético. La fotógrafa arma sus narrativas desde estas yuxtaposiciones, de juntar opuestos, de dejar que lo imperfecto se entrometa en lo representado.

¿Y cómo es crear? Esto de los mundos y narrativas en los fotolibros desde lo visual, porque a veces uno piensa el libro muy desde lo tradicional, pero escribir con fotografía es diferente. ¿Cómo es esta creación narrativa?


Buena pregunta, tampoco lo sé. Yo creo que es como construir una narración, es mucho más coherente o es más literal desde un libro que desde, no sé, una sola foto enmarcada… Puedes contar mucho más. La serie va a hablar más, el papel va a hablar más, la materialidad, las formas que puedes crear con un par de hojas y una foto. Yo creo que va a hablar mucho más, por lo menos desde mi lado.

¿Cuál es tu proceso creativo? ¿Cómo trabajas la foto? Me decías que, por ejemplo, no estabas tan metida en lo tan técnico, con la física… Entonces sería interesante ver tu proceso creativo.



Siento que para mí la fotografía es algo mucho más poético. En realidad me importa re poco la cámara que uno tenga, o sea obvio, siempre es bacán estar renovando tus juguetes, estar probando cosas nuevas… Pero no es algo como que yo esté tan así como no sé, hay fotógrafos, por ejemplo, Bruno Giliberto, que es muy pulcro (...) y yo no. Pues yo soy todo lo contrario, me gusta mucho el error, me gustan los desenfoques; me gustan mucho los fragmentos de la fotografía; me gusta mucho el flash directo. Al final siento que mi fotografía habla mucho de mis ansiedades y de mi torpeza. Entonces desde ahí parte ese proceso creativo… de esa ansiedad y esas torpezas y también hay a veces mucho como pies forzados.

(...) Por eso yo creo que el fotolibro es como un lugar… Un formato que me acomoda bastante para mis procesos creativos, no solo en que vayan a terminar siendo un fotolibro, sino que el formato es una hoja en blanco y empezar a crear cosas, escribir sobre esa esas imágenes, sobre algo tan visual imagen-texto que es algo que también me me llama mucho la atención.

Anna es una fotógrafa que le entrega a los lectores de sus imágenes-texto e historias visuales, un viaje cuyo punto de partida son las superposiciones y el encuentro entre polos comunes que no se ven fácilmente. Pasando por los errores, los fragmentos, las ansiedades y los archivos, nos presenta proyectos diversos, con temas diferentes, pero al crear su propio lenguaje poético, a través de la derrota y la fotografía, se sienten brutal y honestamente suyos.