Alicia Tsuchiya

La luz como herramienta para construir y coexistir

Por Valentina Peña Zambrano - 2020
Con una fascinación por el proceso que conlleva la luz y su significado más allá de lo explícito, es que Alicia Tsuchiya de Ensenada, Baja California - México se interesa por la fotografía y la forma en que esta genera vínculos con la intimidad de quienes le rodean en la cotidianidad, pero por sobre todo en el registro de la familia no tradicional como eje que rompe con el paradigma de lo establecido. La editora de 'El Septentrión' en la sección 'Escribir con luz' y de 'Femgrafía' en la sección “Hablemos de foto” ha tenido una formación mayormente autodidacta, capturando esencias de momentos de luminosidad, que juegan con los objetos a su alrededor.

Pero ¿cómo surgen esos instantes en que decide apretar el obturador?

“Mi proceso para crear imágenes está condicionado a la dinámica que llevo en mi vida familiar. Las fotografías las genero desde momentos en donde confluyen cámara, música, luz y mi necesidad de retener momentos. Después, esas imágenes pueden quedar guardadas por algún tiempo; cuando tomo fotografías no estoy pensando en darles salida. Tengo temporadas, a veces estoy tomando fotos, a veces guardo la cámara por un tiempo y me dedico a revisar lo que he hecho, observo con mucha atención qué ha cambiado, qué se ha mantenido en mi forma de hacer fotografía. Es un proceso íntimo y profundo por el que navego para continuar la historia que trato de contar con mis imágenes”.

Una explosión de sensaciones que se envuelven con la música, en la que culmina con el retrato de aquello que no es tangible, pero que, gracias a la foto, se logra expresar creando un objeto atemporal y perdurable de la manera más pura y sensata. Y es dentro de aquello que nace su serie Rosa como el sol:

“reflexiono sobre la experiencia de la maternidad y el rol que juego en mi familia. Documento particularmente el vínculo que me une a mi hijo; en mis imágenes, represento esa conexión utilizando la luz que interactúa entre nosotros. La fotografía me da la posibilidad de volverme espectadora cómplice de la permanente construcción de nuestra coexistencia: la transformación de mi hijo relacionándose con el mundo; mi propia identidad, reordenándome ante cada cambio.

Con esta serie de corte intimista registro la dimensión familiar en los espacios que habitamos, en los lugares que visitamos; genero imágenes de momentos serenos, taciturnos y cotidianos que van contando sobre el lugar donde vivimos -Ensenada, Baja California- pero también, examinan aquello que llamamos hogar. Es así que, la narrativa de esta serie aspira a develar una de tantas formas de maternar y hacer familia; en mi caso, ser madre soltera en el norte de México”.

Dicho el nombre de esta serie que proviene del pez que le regaló a su hijo el cual el llamo “Rosa como el sol” en que nos cuenta que le resultó un nombre muy curioso, pero no cuestionó más allá. “Unos días después encontré en el pasillo de mi casa, que a una de las paredes le daba la luz de la tarde: una luz rosa, intensa, misteriosa.

Entendí el nombre del pez en ese momento. Comprendí que con estar tomando fotos constantemente frente a mi hijo, con ello le estaba enseñando, al mismo tiempo, a ver. Entonces todo tuvo sentido, fue muy mágico ese momento, porque encontré el hilo conductor de mi trabajo que me ha mantenido indagando sobre las formas, siempre cambiantes, de ser mujer y de ser madre”.

Estos paisajes cálidos que juegan con las sombras que reflejan el impulso, que de alguna forma intenta plasmar las emociones mismas de un cierto proceso como ha sido el ser madre mezclando esa dualidad de ser ella misma ser parte de otro ser o simplemente el sentir diario es en que la artista y docente pretende mostrar mediante a este proceso de pintar con luz.