Fulminación
por Martin Bollati
El libro Fulminación de Sergio Dominguez es el segundo libro publicado por la editorial argentina La Balsa, dirigida por Federico Paladino, quien oficia también de Editor y Diseñador. Co-publicado junto a Infinito Blanco en un momento históricamente conmovedor, en términos de que economica y socialmente todo se mueve hacia abajo (excepto el dolar que sube y sube), Fulminación viene a presentarse como un objeto desobediente e inflamable, que se erige cual caja negra conservada después del desastre: en ella un registro visual de lo acontecido en desgracia. Los plateados gritos de clemencia parecen quebrar las páginas. Recordemos qué de quiebres y de plata está hecha la Historia. Aunque Fulminación sea una caja negra, creo que es una fracasada porque se comporta de un modo atroz: no registra el desastre pasado, develado después, sino que narra un pasado presente, develado durante. Quizás lo que fracasé no sea la caja sino la realidad, y el objeto, confundido, responda como puede.
En términos de diseño, Fulminación encuentra su solución en la provocación visual desde el fondo negro. Desde este espacio se abre el fuego oscuro en la portada, tatuado a golpe, como una especie de conservación en piedra del gesto de lo que arde. En este sentido, y en muchos más (incluido su título) el libro toca notas bíblicas y las tensiona. Es así que la publicación avanza, con imágenes iluminantes desde un fondo de sombra. Son imágenes tomadas por Dominguez en varias manifestaciones y conflictos sociales. Imágenes de multitudes y de represión, en donde un zoom grotesco señala y recorta gestos individuales, que luego el libro se encargará de acumular y detonar. Vale la pena destacar qué gráficamente, el recurso de enmarcar las fotos en negro, es uno que creo honesto y acertado porque denota que las imágenes de la publicación son recortes de otras originales. El libro no quiere esconder su gesto de inventar (o provocar) realidad (como si hacen constantemente los medios masivos) sino que planta su bandera (negra) en anunciar el capricho de la visión individual del autor ante sus propias imágenes. La visión individual ha sido históricamente el mayor temor de la iglesia católica: el control de las imágenes es el absoluto gesto de poder. En términos quizás más claros, la gran imagen ha de ser una sola, no hay lugar para interpretaciones y quién la controla es quien gobierna. Dominguez, en este sentido, esboza su crítica: alienta sus propias visiones, de imágenes públicas enormes, e implanta en ellas el capricho y el delirio místico de sujeto social que lucha. Participa no solo en la manifestación simbólica de aquel movimiento, sino en el grito colectivo que sus imágenes proyectan.
En términos de diseño, Fulminación encuentra su solución en la provocación visual desde el fondo negro. Desde este espacio se abre el fuego oscuro en la portada, tatuado a golpe, como una especie de conservación en piedra del gesto de lo que arde. En este sentido, y en muchos más (incluido su título) el libro toca notas bíblicas y las tensiona. Es así que la publicación avanza, con imágenes iluminantes desde un fondo de sombra. Son imágenes tomadas por Dominguez en varias manifestaciones y conflictos sociales. Imágenes de multitudes y de represión, en donde un zoom grotesco señala y recorta gestos individuales, que luego el libro se encargará de acumular y detonar. Vale la pena destacar qué gráficamente, el recurso de enmarcar las fotos en negro, es uno que creo honesto y acertado porque denota que las imágenes de la publicación son recortes de otras originales. El libro no quiere esconder su gesto de inventar (o provocar) realidad (como si hacen constantemente los medios masivos) sino que planta su bandera (negra) en anunciar el capricho de la visión individual del autor ante sus propias imágenes. La visión individual ha sido históricamente el mayor temor de la iglesia católica: el control de las imágenes es el absoluto gesto de poder. En términos quizás más claros, la gran imagen ha de ser una sola, no hay lugar para interpretaciones y quién la controla es quien gobierna. Dominguez, en este sentido, esboza su crítica: alienta sus propias visiones, de imágenes públicas enormes, e implanta en ellas el capricho y el delirio místico de sujeto social que lucha. Participa no solo en la manifestación simbólica de aquel movimiento, sino en el grito colectivo que sus imágenes proyectan.
Hay mucho para señalar de la edición y secuenciación del libro, pero sería atentar contra la lectura propia y libre de ustedes. En tal caso, solo me basta comentar que hay una continuación que encuentro lógica del primer libro de la editorial <<88 Pedazos, co-publicado con F.E.A.>> en la figura del puño cerrado. Así como 88 Pedazos contenia la fuerza de la piedra en sus puños, Fulminación contiene laexplosión del fuego liberado o provocado por esas mismas manos. En la novela Las Nubes escrita por Juan Jose Saer, Prudencio Parra, loco y ensimismado, cree contener en su puño cerrado todos los males del mundo. Como si de un un castigo superior se tratase, él cree ser el guardián pandórico del caós y su maldición la de no poder abrir la mano jamás. En Fulminación los puños son los de Prudencio. Contienen y aguantan, se manifiestan al proteger ese material que en valor simbólico supera al oro: la pasión popular, la lucha, la tensa convicción de que hay posibilidad de cambio. En la visión de Dominguez (y de Paladino) se cierra un puño para, irónicamente, sostener los golpes ajenos y cuando este se abre, se libera el fuego.
Fulminación es un desastre continuo. Una autopsia de un vivo y sin anestesia. Una exhibición de extremidades, con permiso de Ballard, o un Frankenstein posible del sujeto social, enfrentando con su cuerpo poético a la (falta de) poesía del cuerpo policial.
En 1981, el artista argentino Federico Peralta Ramos realizó una re fundación artística de la ciudad de Mar del Plata y la bautizó, bajo la creciente hiperinflación post militar, como Mal de Plata. Fulminación, responde, sin humor, o con humor flemático a la misma premisa. Estamos mal de plata.
Argentina tiene un extraño vinculo ontólogico con este mineral: lo lleva en su río unitario y en su nombre nacional. Aunque la plata de verdad se la lleve siempre otro río… y los platos rotos los pague siempre el mismo pueblo.
Fulminación, Sergio Dominguez
Tapa Dura
80 páginas
15.5x 22mm
2018
Co-publicado por La Balsa Ediciones e Infinito Blanco
400 ejemplares
Fotografías: Sergio Dominguez
Edición: Federico paladino
Diseño: Federico Paladino
Texto en libro: Romina Resuche
Impresión: José Chavez
Encuadernación: Prix Encuadernación
Fulminación es un desastre continuo. Una autopsia de un vivo y sin anestesia. Una exhibición de extremidades, con permiso de Ballard, o un Frankenstein posible del sujeto social, enfrentando con su cuerpo poético a la (falta de) poesía del cuerpo policial.
En 1981, el artista argentino Federico Peralta Ramos realizó una re fundación artística de la ciudad de Mar del Plata y la bautizó, bajo la creciente hiperinflación post militar, como Mal de Plata. Fulminación, responde, sin humor, o con humor flemático a la misma premisa. Estamos mal de plata.
Argentina tiene un extraño vinculo ontólogico con este mineral: lo lleva en su río unitario y en su nombre nacional. Aunque la plata de verdad se la lleve siempre otro río… y los platos rotos los pague siempre el mismo pueblo.
Fulminación, Sergio Dominguez
Tapa Dura
80 páginas
15.5x 22mm
2018
Co-publicado por La Balsa Ediciones e Infinito Blanco
400 ejemplares
Fotografías: Sergio Dominguez
Edición: Federico paladino
Diseño: Federico Paladino
Texto en libro: Romina Resuche
Impresión: José Chavez
Encuadernación: Prix Encuadernación